El reporte titulado "El Mundo Árabe en Transición: Evaluando el impacto económico" indica que el precio para 2012 se ubicará en 110 dólares, frente a los 80 dólares de media del barril de crudo en 2010 antes del estallido de las revueltas en Egipto, Túnez, Libia o Yemen.
Hoy, el barril de crudo tipo Brent se cotizaba en Londres a 124.70 dólares.
El economista jefe de la asociación bancaria internacional, Phillip Suttle, afirmó en rueda de prensa que la principal consecuencia de estas rebeliones será "los precios del petróleo" y su impacto en la economía mundial.
El estudio explica que el mundo árabe como región es el mayor productor mundial de petróleo, con cerca del 30 por ciento de las exportaciones globales.
Según los modelos macroeconómicos, Suttle recalcó que el aumento de "35 dólares en el precio del barril de petróleo en un año implica una reducción de un 0.5 puntos porcentuales en el crecimiento global".
El IIF, la mayor agrupación de banqueros del mundo, dibujó en su estudio escenarios divergentes para el mundo árabe ante del súbito alza de los precios del petróleo.
Por un lado, los países exportadores de petróleo del Golfo (Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos), que disfrutarán de unos mayores ingresos procedentes de la factura petrolera.
Este grupo de países registrará una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) medio de 6.5 por ciento en 2011 frente al 5.1 por ciento en 2010.
Por otro lado se encuentran los países importadores de petróleo y escenario de las revueltas más importantes como Egipto, Túnez y Siria, que caerán en recesión en 2011, con unas tasas de crecimiento negativo de 5, 1.5 y 3 por ciento, respectivamente.
Sobre Libia, el IIF no se atrevió a ofrecer perspectivas futuras ya que considera la situación "muy incierta", aunque uno de los coautores del estudio, George Abed, indicó que "es probable que el punto muerto en Libia se prolongue por cierto tiempo".
Abed se mostró cauto acerca de los procesos de transición en Túnez y Egipto, ya que "no es probable que se produzcan de manera suave y podrían prolongarse más allá de 2011, lo que retrasaría aún más las decisiones de inversión y desacelerará aún más la recuperación económica".
Ambos países enfrentan problemas fiscales debido a un abultado y burocratizado sector público y un fuerte declive en los ingresos por turismo, por lo que Abed estimó que necesitarán importantes ayudas por parte de organismos internacionales.
"Parte de esa ayuda podría provenir de los ingresos extra de los países exportadores del petróleo, algo que ya estamos viendo, lo que enviaría una importante señal a los mercados de que no hay intención en la región de que las economías de estos países colapsen", subrayó Abed.