Según Melgar de México, el parque vehicular mexicano está compuesto por tres tipos de vehículos: legales, regularizados e ilegales, de los cuales, de 1972 al cierre del 2010, se contaba con un volumen de 14.8 millones de unidades, 4.8 millones de unidades y 4.5 millones de unidades, respectivamente.
La compañía consultora explicó que, desde el 2004 al 2010, han ingresado al país por distintas vías poco más de 6.3 millones de automotores y se espera que al cierre de este año la cifra se sitúe entre los 7.2 y 7.3 millones de unidades en el período referido anteriormente, es decir, sólo en el 2011 se espera una entrada de entre 900,000 y 1,000,000 unidades usadas, de las cuales entre 700,000 y 750,000 unidades ingresarán por las fronteras del norte de México y el resto por la frontera sur. De ser así, dicha cifra superará la venta de automotores legales nuevos que se estima para el 2011 (de entre 800,000 a 850,000 unidades).
Con esto, el parque vehicular que se prevé para el próximo año podría quedar establecido de la siguiente manera: 15.4 millones de vehículos legales; 5.1 millones de automotores regularizados y 5.3 millones de unidades ilegales.
De continuar esta tendencia, para el cierre del 2011, la entrada de vehículos usados superará la barrera de los 10 millones de unidades circulando en el territorio mexicano y se convertiría en un 40.31 por ciento de los automotores en uso en el país, es decir, de cada 10 unidades circulando por las carreteras y asentamientos urbanos y rurales del territorio nacional 4 serían unidades ilegales o regularizadas.
En cuanto a ventas, la problemática para la industria automotriz mexicana se verá también acentuada para el próximo año, pues a pesar de las certificaciones –que esperan sean otro tope más para las importaciones indiscriminadas de los vehículos usados-, la industria de automotores usados provenientes de las fronteras norte y sur de México es un negocio rentable y en crecimiento, ya que se dirigen en general a un público con recursos económicos limitados o bajos y no golpean de fondo a la industria automotriz establecida en el país, pero si merman su potencial, ya que esas personas que pudieron haber alcanzado, quizás con muchos esfuerzos, el poder adquirir una unidad nueva optan por la otra vía, con lo cual no sólo pueden pagar prontamente un vehículo sino que pueden evitar quedarse atrapados en un crédito y obtener -en algunos casos- un ahorro.
Sin embargo, la verdadera problemática está en la fuerte contaminación que producen estas unidades, así como ayudan al crimen organizado, creando un ambiente hostil a nuestro medio ambiente y nuestra sociedad.
Por su parte, también existe un potencial para aquellos proveedores del Mercado de Repuesto, quienes pueden ampliar su negocio para los vehículos usados ilegales y regularizados, pero también corren el riesgo de enfrentarse al creciente negocio de las autopartes ilegales, ya que la entrada de automotores usados ilegales apuesta a que muchas de estas unidades se dirijan a convertirse en surtidores de otras unidades ilegales o regularizadas que ya circulan en territorio mexicano, por lo que el aumento de esta importación también provoca el alza de autopartes ilegales.
Hasta el momento, las autoridades gubernamentales de México no han podido frenar de fondo dicho problema –el cual no es de los últimos años sino de décadas atrás-, pues en algunos momentos de la historia de la política mexicana, el permiso de introducir unidades usadas provenientes de las fronteras nacionales obedece a movimientos electorales con el fin de atraer el voto de la ciudadanía.
Melgar de México concluye que la industria automotriz mexicana continuará sobreponiéndose a los niveles que tenía antes de la crisis en materia de ventas, aunque su recuperación será más lenta de lo esperado, pues los embates de las crisis económicas en varias regiones del mundo han golpeado la economía de la población, que se ha vuelto más cautelosa que años atrás.
Asimismo, el crecimiento de los vehículos ilegales y su industria alternativa (autopartes ilegales) continuará su ritmo normal en el país, aunque siempre sea tema para la industria privada y el Gobierno mexicano, pues será difícil detener su avance, sobre todo cuando sirve para fines de pocos en materia de política para las elecciones de las distintas regiones que conforman el país.
Así que, el parque vehicular mexicano seguirá creciendo conforme pase el tiempo aunque eso implique que éste sea más viejo en lugar de renovarse, pues las unidades ilegales y regularizadas causarán que este comportamiento en la edad promedio repercuta en el general de este sector.
Es más, para el 2015, se estima que el parque vehicular en México ronde en 31.6 millones de unidades, de los cuales casi 45 por ciento de los automotores circulando en el país sean unidades ilegales y regularizadas.