Yellen era consciente de la difícil tarea que tenía por delante. Su primer año estuvo enfocado a devolver a la Fed a la normalidad, tras un periodo de crisis en el que compró bonos estatales por miles de millones de dólares. Mes a mes, el banco central fue reduciendo el flujo en 10,000 millones de dólares cada vez, hasta poner fin al programa en noviembre. La transición se llevó a cabo sin grandes problemas ni terribles repercusiones para las bolsas o los países emergentes. Podría decirse que la economista de 68 años superó su primera prueba de fuego.
Pero el plan para salir de esa política de flexibilización cuantitativa -que inyectó miles de millones para apoyar la economía- ya estaba en realidad diseñado cuando Yellen asumió el cargo. Bernanke ya lo había presentado con detalle durante su última sesión como presidente de la Fed y lo único que debía hacer su sucesora era implementarlo. La buena marcha del mercado laboral y la fortaleza de la economía desde la pasada primavea (boreal) permitieron que así fuera. Estados Unidos le saca meses, e incluso años de ventaja a Europa, donde la inyección de liquidez y la compra de deuda acaba de empezar.
Para algunos expertos estos primeros doce meses de Yellen fueron como una larga luna de miel y lo serio comienza ahora. La Fed se enfrenta a su primera subida de tipos de interés desde el comienzo de la crisis. El mundo de las finanzas se pregunta desde hace tiempo cuándo se despedirá el banco central de los tipos actuales e históricamente bajos, apenas por encima del cero por ciento. Y sobre todo, si logrará hacerlo sin que la economía mundial sufra con ello.
La decisión de política monetaria más importante desde el final de la recesión estará muy meditada y será comunicada a la perfección. Según lso expertos, Yellen demostró hasta ahora tener madera para hacerlo. Desde su llegada a la cúpula de la Fed, cambió sustancialemente la redacción de los comunicados del organismo y preparó a los mercados de forma cauta para un aumento de tipos, sin que ninguna formulación desafortunada generase preocupación. Respecto a las ruedas de prensa, sólo se alteró en una ocasión, al principio, pero nunca más desde entonces.
La presidenta de la insitución monetaria sabe lo que está en juego. Los países emergentes temen una fuga masiva de capitales por parte de inversores que esperan mayores ingresos gracias al aumento de tipos en Estados Unidos. Los tipos hipotecarios subirán, lo que podría tener consecuencia negativas para el mercado inmobiliario, muy importante para la economía estadounidense. Y los inversores de bolsa temen pérdidas. Pero lo que Yellen quiere evitar a toda costa es perjudicar al mercado laboral, pues la lucha contra el desempleo ya era su principal caballo de batalla antes de ponerse al frente de la Fed.
Por oto lado, Yellen es consciente de que su influencia en la coyuntura es limitada. Por eso, en la última reunión sobre tipos explicó que en el futuro la Fed también tendrá en cuenta la evolución de la economía internacional. Los problemas en la zona euro, en Japón o China, así como los precios bajos del petróleo y un dólar fuerte podrían frenar la economía estadounidense y cuestionar un aumento de tipos. Por eso la verdadera prueba de fuego de la presidenta de la Fed llegará ahora, en su segundo año de mandato.