"Debemos pensar sobre qué es lo que se puede hacer a nivel nacional, regional y local mejor que en Bruselas", afirmó el político socialdemócrata.
Uno de sus primeros "actos oficiales como presidente" del organismo sería "decir a la gente de la Comisión: Dejen de pensar en si existe todavía alguna esquina en la que aún no nos hayamos entrometido".
"El problema es que actualmente en la Comisión, dicho de manera exagerada, existen dos escuelas de pensamiento: los que no descansarán hasta que hayan privatizado hasta el último cementerio municipal. Y los que no pararán hasta que haya unas normas funerarias unitarias en Europa. Esto vuelve loca a la gente y debemos ponerle fin", explicó.
Por otro lado, Schulz destacó la importancia de hacer ver a los países miembros de la UE que forman parte de una unión. "Hay que decirles: Habéis conseguido que la UE sea consciente de que hay deberes que los países solos no pueden realizar. Por tanto, hay que dotar a las instituciones europeas de la fuerza necesaria para que puedan regular las cosas de las que son responsables", indicó.
El Partido Socialista Europeo (PSE) designó al alemán como candidato a presidir la Comisión tras las elecciones europeas de mayo de 2014. Será elegido oficialmente en el congreso del PSE en Roma el 1 de marzo de 2014.
De acuerdo con el Tratado de Lisboa, el presidente de la Comisión debe ser elegido por los jefes de Estado y de gobierno de los 28, que deben tener en cuenta el resultado de las elecciones europeas y después tiene que ser ratificado por la Eurocámara.
Sin embargo, Schulz es consciente de que la ola anti-alemana que inunda Europa puede jugar en su contra. "Cuando hace 20 años me convertí en diputado europeo no pensé que fuera posible que un día me preguntaran, como hace poco lo hizo una estudiante de una escuela alemana en Estrasburgo: '¿Cómo puede presentarse al puesto si es alemán?'"