El "Observatorio del Empleo 2019", que aboga por una "agenda de transición para un futuro que funcione para todos", disecciona los notables cambios que está experimentando el mercado laboral en todo el mundo y detalla los que a su juicio van a ser los grandes vectores de esta transformación, con sus consiguientes riesgos y oportunidades.
"Los mercados laborales están bajo presión por los efectos combinados de una serie de megatendencias", señala en el estudio Stefano Scarpetta, director de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El dossier asegura que el "cambio tecnológico" y la "globalización" ofrecen "nuevas oportunidades", pero también "una mayor incertidumbre para aquellos no equipados para asumirlas" y advierte de que estas transformaciones pueden "ampliar las disparidades entre trabajadores".
Por eso, señala a continuación cuáles son a su juicio las conductas que llevarán a pilotar con éxito esta transición hacia el mercado laboral del futuro a los distintos actores implicados.
Los trabajadores, por un lado, deben estar dispuestos a "abrazar el cambio" en un proceso que describe como de "destrucción creativa", señala el informe.
Los gobiernos, por el otro lado, deben jugar un papel fundamental, pues tienen que poner en marcha las "políticas e instituciones adecuadas".
"Los países deben valorar cómo se ajustan las actuales políticas a las prioridades y evitar que los trabajadores más vulnerables se queden atrás", afirma el texto.
Scarpetta lo resume así: "El cambio es preciso en la conducta de los trabajadores individuales, las empresas, los interlocutores sociales y, sobre todo, en las políticas".
Para la población activa esto significa formación continua, porque estimaciones previas de la OCDE hablan de un cambio copernicano.
La institución calcula que el 46 por ciento de los empleos puede verse muy afectados por la automatización (un 14 por ciento podría desaparecer y otro 32 por ciento sufriría una "transformación "radical") y que el 60 por ciento de los trabajadores no tiene la capacitación técnica adecuada para los nuevos empleos que se van a crear.
Aquí, argumenta el informe, es preciso que cooperen empresas y gobiernos en apoyo sobre todo de los colectivos de trabajadores más vulnerables, de los jóvenes precarios a los más mayores y con menores niveles de cualificación, pasando por las mujeres.
La OCDE subraya la importancia de la financiación por ambas partes de esta transición, algo costoso que conllevará una "profunda reflexión de los sistemas fiscales".
Tras referirse al aumento de la precariedad y el descenso de los contratos indefinidos, el estudio defiende la importancia de que todos los trabajadores, independientemente del tipo de vinculación laboral con su empresa, "tengan acceso a una serie adecuada de protecciones laborales".
Asimismo reivindica la centralidad de la negociación colectiva y asegura que el diálogo social "puede ser una herramienta complementaria y flexible para dar forma al futuro del trabajo", ayudando a empleados y empresas a adaptarse a las oportunidades y desafíos" mediante "soluciones consensuales" que combinen "seguridad y adaptabilidad".