Mucha policía y poca protesta en reunión de ministros del G7

Mucha policía y poca protesta en reunión de ministros del G7

Museos cerrados, tiendas con escaparates protegidos por tablones y un enjambre de policías poblando las callejuelas fue la estampa que ofreció hoy la ciudad alemana de Lübeck al comienzo de la reunión de dos días de los ministros de Exteriores del Grupo de los Siete.

Las autoridades alemanas aún tienen en la retina las imágenes de las barricadas, los coches ardiendo y los choques violentos que libraron manifestantes y policías hace un mes durante la inauguración de la nueva sede del Banco Central Europeo en Frankfurt y que se saldaron con 220 heridos.

Para evitar una reedición de la violencia dispusieron un fuerte operativo policial de 3,500 agentes que "tomaron" prácticamente el pintoresco casco antiguo de Lübeck, rodeado por las aguas del río Trave y con iglesias de estilo gótico que le valieron el título de patrimonio cultural mundial.

Los agentes llegados de toda Alemania acordonaron ampliamente la alcaldía, donde el ministro del Exterior alemán, Frank-Walter Steinmeier, ofreció la recepción de bienvenida a sus pares de Francia, Italia, Reino Unido, Japón, Canadá y de la Unión Europea.

También quedó completamente aislado el Museo Europeo de la Hansa, sede mañana de las deliberaciones oficiales que contarán también con la presencia del secretario de Estado norteamericano, John Kerry.

El titular de la diplomacia estadounidense permanece en su país para persuadir a congresistas de la necesidad de llegar a un acuerdo con Irán por el programa nuclear.

"Parece una ciudad fantasma", comentó una señora que pasaba por una calle vacía del centro de Lübeck, que llora la muerte el lunes de uno de sus grandes ciudadanos, el Premio Nobel de Literatura Günter Grass, a los 87 años.

Cerca de un millar de manifestantes, muchos menos que los hasta 5,000 esperados se sumaron a la marcha convocada por partidos de izquierda y movimientos anticapitalistas bajo el lema "Stop G7". Una nutrida presencia policial escoltó a los manifestantes en una tarde gris y fría.

"El G7 no tiene legitimación. Son los países más poderosos a nivel económico y por eso se arrogan el derecho de decidir", criticó Tobias Pflüger, vicepresidente del Partido La Izquierda y uno de los oradores del acto que precedió a la marcha.

"Las protestas van a ser pacíficas, de eso estoy seguro. Lübeck no es Fráncfort, es una ciudad pequeña. En Fráncfort se habían movilizado grupos europeos. Pero esto es más local, quizás se sume alguna gente de Dinamarca".

"Espero que esta manifestación sea pacífica, por eso he traído esta bandera de la paz", dijo Peter W., un jubilado de 70 años de barba blanca que blandía una gigantesca bandera del movimiento pacifista con los colores del arco iris.

El portavoz del colectivo "Stop-G7", Christoph Kleine, acusó a los medios y a la policía de haber incitado al miedo en la antesala de la cita, disuadiendo a mucha gente de acudir a las manifestaciones. "La gente que no tiene experiencia en estos actos de protesta y que quería venir con niños, se lo ha pensado dos veces", dijo a la emisora local NDR.

La calma podría acabar abruptamente mañana, cuando los manifestantes bloqueen con sentadas las vías de acceso a la sede de las sesiones plenarias en el museo dedicado a la historia de la Hansa, la liga comercial de ciudades del Mar del Norte y del Báltico liderada por Lübeck en la Edad Media.

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