Esto le ocurrió a México hace tan solo unas horas, cuando la compañía estadounidense Standard&Poor's (S&P) modificó una de sus calificaciones sobre el desempeño del gobierno. Al anunciar su decisión de pasar la perspectiva de la deuda de largo plazo mexicana de negativa a estable, el panorama económico del país mejoró de un segundo a otro a los ojos del mundo. Esto se notó más en el tipo de cambio, pues la divisa nacional se apreció en cuestión de horas y cerró en 17.45 pesos por dólar esa misma noche, su mejor nivel del año.
La misma calificadora financiera mencionó que entre las razones para este cambio se puede contar la rápida reacción de las instituciones públicas frente a la depreciación de la moneda, así como el esperado incremento de la economía en la región por la firma de un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Además, confía en que el gobierno podrá mantener su deuda por debajo del 50 por ciento del Producto Interno Bruto durante los próximos 2 años.
Mejores perspectivas de deuda podrían aumentar el nivel de las inversiones nacionales e internacionales
Otros países de Latinoamérica también recibieron ajustes a sus calificaciones financieras, pero fueron mucho menos afortunados que México. Venezuela recibió una menor nota crediticia soberana, pues existe una mayor riesgo de cesación de pagos gracias a las tensiones políticas y las condiciones económicas. Por su parte, en Chile empeoraron las medidas por riesgo en moneda local a largo plazo, principalmente a causa de las modestas perspectivas de crecimiento.
Para el gobierno de México, la nueva opinión de S&P significa que los inversionistas extranjeros y nacionales se verán más motivados para realizar proyectos en conjunto con el sector público, pues una condición de deuda estable significa una mayor seguridad en el dinero de las inyecciones del sector privado. Más importante aún, esta revisión es un reflejo del reconocimiento que tiene la compañía antes las autoridades locales.
Originalmente, la calificadora redujo la calificación de México en agosto de 2016, pues previó un periodo de volatilidad financiera interna con la llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense. Después del notable esfuerzo de entes como Banco de México y la Secretaría de Hacienda, este voto de confianza podría combinarse con el cese al alza de tasas de interés y fomentar una mayor actividad económica.