Malpass, de 62 años, encarna perfectamente el recelo sobre el multilateralismo esgrimido una y otra vez por Trump desde su llegada al poder a comienzos de 2017.
Habitualmente cuando la mayoría de los aspirantes se presenta a un puesto de trabajo, optan por valorar la función y misión del posible empleador, no por ofrecer una lista de reproches.
Malpass pertenece a esta segunda categoría.
"Gastan mucho dinero, no son muy eficientes, a menudo son corruptos en sus prácticas de préstamos y no hacen llegar los beneficios a la gente en los países", afirmó en su testimonio de confirmación ante el Congreso en 2017 para el cargo de subsecretario del Tesoro para Asuntos Internacionales ante una pregunta sobre el BM y el Fondo Monetario Internacional (FMI)
Más adelante, en la misma comparecencia, fue más irónico: "(Los únicos que se benefician de los préstamos del BM) es la gente que vuela en primera clase para dar consejos a los gobiernos".
Criticó, además, que el multilateralismo "había ido sustancialmente demasiado lejos", especialmente por lo que considera excesivos créditos a China, al justificar que el gigante asiático ha dejado ya de ser un país en desarrollo.
Malpass se refería a las instituciones financieras internacionales, especialmente al FMI y el BM.
Dos años después, curiosamente, es más que probable que se sitúe al timón de la segunda de ellas.
El economista estadounidense fue una de las primeras designaciones por parte de Trump al poco de llegar a la Casa Blanca y formó parte del consejo de asesores económicos de la campaña electoral del magnate neoyorquino.
En su actual etapa en el Tesoro, sin embargo, Malpass ha dado ciertas muestras de compromiso ya que fue uno de los responsables de que Washington aprobase una ampliación de capital de 13,000 millones de dólares para el BM, algo a lo que se había opuesto en un principio el mandatario estadounidense.
Bajo las Presidencias de los republicanos Ronald Reagan y George H.W. Bush, a finales de 1980 y principios de 1990, ocupó cargos de responsabilidad en el Tesoro y el Departamento de Estado.
Posteriormente, dio el salto a Wall Street donde trabajó como economista jefe entre 1993 y 2008 en el banco de inversión Bear Stearns, cuando sus pronósticos eran de los más influyentes.
Pero Malpass es recordado por haber escrito un artículo en el Wall Street Journal en verano de 2007 titulado "No haya pánico sobre el mercado de crédito", pocos meses antes de que Bear Stearns colapsase en marzo de 2008 y fuese rescatada por la Reserva Federal, en un preludio del estallido de la crisis financiera alimentada por la burbuja de activos basados en hipotecas tóxicas de finales de ese año.
"David Malpass es un fiel escudero de Trump responsable de malas prácticas económicas en un amplio rango de temas, desde hacer caso omiso de las primeras señales de la crisis financiera global a flirtear con la abolición del FMI", indicó Justin Sandefur, investigador del Center for Global Development (CGD)
Sandefur remarcó que "la cuestión es si las otras naciones representadas en el Directorio Ejecutivo del Banco Mundial permitirán que el Gobierno de Trump socave una institución clave", ya que "Estados Unidos no cuenta con veto en esta elección, y hay muchos mejores candidatos".
Aunque Washington cuenta con la mayor cuota de voto en el BM, su candidatura podría ser rechazada si es bloqueada por el resto de países, algo improbable dado el histórico pacto entre Estados Unids y Europa para repartirse la jefatura de ambos organismos.
Instaurado en 1944, junto con su institución hermana, el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el marco de los acuerdos de Bretton Woods, la tradición establece que es Estados Unidos quien nombre al presidente del BM mientras que Europa escoge al del Fondo.