Concepto relativamente reciente pero que ha emergido con más fuerza por la gravedad de la crisis, la economía solidaria resulta de un movimiento socioeconómico que busca erigir un modelo económico centrado en las personas.
Su fundamento son las prácticas de cooperación y solidaridad entre las comunidades y grupos, por encima de las acciones individuales o de espíritu empresarial.
Según Ryder una muestra de la utilidad de este enfoque es que "en los dos últimos años países como Grecia, Ecuador, México, Portugal o España han adoptado mejoras en el marco legal de este tipo de economías".
Comentó que también Brasil ha profundizado en ese modelo, por lo que "dispone de ministros especializados en el ámbito de la economía social y solidaria".
Un ejemplo práctico de la aplicación e impacto de la economía social y solidaria se observa en el Reino Unido, donde 62,000 empresas sociales contribuyeron con 37,000 millones de dólares (unos 28,000 millones de euros) a la economía nacional y dieron empleo a 800,000 personas.