En su informe de perspectivas interinas, que revisa las previsiones semestrales lanzadas en mayo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recortó tres décimas su proyección para este año y otras cuatro para el que viene, en línea con una tendencia que se extiende en las mayores economías.
Esos mismos descensos se aplican al G20, el grupo de grandes países desarrollados y emergentes, con un crecimiento previsto del 3.1 y del 3.2 por ciento, mientras que en la eurozona el ajuste es más leve, de una y cuatro décimas, hasta un aumento respectivo del 1.1 por ciento en 2019 y del 1 por ciento en 2020.
Tras un ascenso de la economía mundial del 3.6 por ciento en 2018, sus conclusiones para el corto plazo son tajantes. El panorama se ha vuelto "cada vez más frágil e incierto", atizado en gran parte por las tensiones comerciales y políticas, que minan la confianza y la inversión.
En mayo ya había rebajado sus perspectivas, y en este nuevo informe la organización con sede en París ratifica que, según los últimos acontecimientos económicos y financieros, la ralentización durará más de lo previsto.
El peso de la incertidumbre reinante recae sobre todo en la guerra comercial entre Estados Unidos y China y en la perspectiva de un "brexit" (salida del Reino Unido de la Unión Europea) sin acuerdo.
La introducción de tarifas bilaterales entre Washington y Pekín desde principios de 2018 seguirá arrastrando la actividad y el comercio global en los próximos dos años y "podría reducir el incremento global del Producto Interno Bruto (PIB) en entre 0.3 y 0.4 puntos porcentuales en 2020 y entre 0.2 y 0.3 en 2021".
Aunque esos dos países anotan dos de los incrementos más elevados para los próximos dos años, la OCDE subraya que también serán los más afectados.
De momento, el organismo calcula que la economía estadounidense crecerá un 2.4 por ciento en 2019 y un 2 por ciento en 2020, cuatro y tres décimas menos que en las previsiones de mayo, y que la china avanzará un 6.1 y un 5.7 por ciento, lo que supone un recorte de una y tres décimas.
La posibilidad de que el Reino Unido abandone la Unión Europea (UE) sin acuerdo es otro de los factores más desestabilizadores, con costes sobre el comercio y un impacto sobre la economía británica que podría hacer que el país cayera en la recesión.
La OCDE solo revisa de forma detallada en estas perspectivas la situación de los países del G20: mantiene por ejemplo su proyección para 2019 para Francia (+1.3 por ciento) y le quita una décima para 2020 (+1.2 por ciento), mientras que en Alemania el ajuste es de dos y seis décimas (+0.5 y +0.6 por ciento).
No se libran de su pronóstico a la baja otros como México, cuya economía se prevé que crezca un 0.5 por ciento este año (-1.1 puntos) y un 1.5 por ciento en 2020 (-0.5), ni Brasil, con recortes respectivos de seis décimas, hasta el +0.8 y el 1.7 por ciento.
El impacto de esta coyuntura sombría se deja sentir también en la calidad de vida de los ciudadanos. Las perspectivas de una mejora continuada de los ingresos a medio plazo es más débil que antes de la crisis financiera, y el crecimiento per cápita en los últimos años también se ha mantenido por debajo.
La OCDE subraya que la necesidad de políticas macroeconómicas adicionales ha crecido en la mayor parte de economías y concluye que deben aplicarse con urgencia políticas que fortalezcan la confianza, calmen las tensiones comerciales, estimulen la inversión e impulsen el crecimiento potencial.