De acuerdo con el reporte actualizado Proyecciones Económicas Mundiales (WEO por sus siglas en inglés), la expansión económica prevista para este año será de 1.2 por ciento en 2017 y 2.1 por ciento en 2018, tras una contracción de 0.7 por ciento en 2016.
El director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, indicó que frente a este panorama, los gobiernos deben mantener políticas prudentes como la flexibilidad cambiaria, que “debe seguir siendo la primera línea de defensa ante los shocks”.
“Las prácticas sólidas de gestión de riesgo y las políticas que facilitan el saneamiento de los balances corporativos también son cruciales para reducir las vulnerabilidades derivadas de las condiciones financieras mundiales menos favorables”, dijo.
Werner dijo que los tres principales aspectos que impactarán a las economías latinoamericanas serán la modificación prevista en las políticas de Estados Unidos, mejores perspectivas para economías avanzadas y cierta recuperación de los precios de las materias primas, en especial metales y petróleo.
“Estas corrientes en la economía mundial tienen un impacto variado en América Latina, y en algunos países los factores internos continúan siendo predominantes”, apuntó.
Agregó que el estímulo positivo de la mayor demanda prevista en Estados Unidos “podría verse contrarrestado por el aumento en las tasas de interés mundiales y la incertidumbre en torno a posibles cambios en la política comercial y migratoria de Estados Unidos, en especial para México y América Central”.
En Brasil, donde se esperan crecimientos de 0.2 en 2017 y de 1.5 por ciento en 2018, Werner destacó las acciones de las autoridades para hacer frente a la crisis, aceleraron de manera significativa el ritmo de distensión de la política monetaria.
En Argentina, que se anticipa crecerá a un ritmo de 2.2 por ciento este año y 2.8 en 2018, Werner señaló que el ritmo de contracción de la actividad económica disminuyó en el segundo semestre de 2016, “pero para este año se proyecta un repunte del PIB real, a medida que los mayores salarios en términos reales aviven el consumo”.
Werner consideró que el crecimiento a mediano plazo en Colombia se verá afianzado por el acuerdo de paz “y por una reforma tributaria estructural, que generará espacio para gastos de importancia clave en infraestructura y programas sociales”, que colocará la expansión en 2.6 por ciento en 2017 y 3.5 por ciento en 2018.
La mayor demanda externa, favorables perspectivas de los precios del cobre y una importante distensión monetaria son los principales factores detrás del repunte de Chile, que crecerá a 2.1 por ciento este año y 2.7 el próximo.
“Pero las inciertas perspectivas regionales, las tasas de interés más altas en el exterior y la aún escasa confianza interna podrían poner trabas a una recuperación significativa”, acotó.
Sobre Perú, Werner dijo que la atención de las autoridades “debería centrarse ahora en una consolidación fiscal gradual, pero preservando el gasto en infraestructura pública, y en reformas estructurales favorables para el crecimiento”.
El Fondo anticipa que la economía peruana crecerá este año a una tasa de 4.3 por ciento, y se verá desacelerada en 2018, cuando se proyecta una expansión de 3.5 por ciento.