Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el PIB de México ya se contrajo un 0.2 por ciento en el primer trimestre de 2019 frente al período octubre-diciembre de 2018, en cifra desestacionalizadas.
Los analistas dejan poco espacio al optimismo para el segundo trimestre, puesto que una decena de instituciones financieras han estimado que la economía también se contrajo durante este período entorno al 0.2 por ciento y ya hablan abiertamente de recesión.
Entre estas instituciones está el Banco de México, que el pasado 11 de julio abrió la posibilidad de una "ligera recesión" tras registrarse una actividad económica con una "desaceleración mayor a la anticipada".
Esto ha generado un debate en el país, ya que la concepción más extendida es que una recesión se da cuando al menos se encadenan dos trimestres con desaceleración, pero hay quien añade matices.
Una vez más, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, contradijo este lunes los malos pronósticos y defendió que "no hay recesión" y que el país "va muy bien" en el plano económico.
"No hay ningún riesgo ni para la economía ni para la estabilidad política. Hay gobernabilidad en el país", aseveró el también líder del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Para el mandatario, quien asumió el poder el 1 de diciembre de 2018, ahora hay "más desarrollo y bienestar" en México mientras que los neoliberales se "excitan" pensando en una recesión.
"Técnicamente si hay dos trimestres consecutivos con desaceleración se podría hablar de que una economía está en recesión. Parece que los datos indicarán esto", contó el lunes a Efe Carlos Javier Cabrera, profesor de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Sin embargo, el economista rehuyó el alarmismo puesto que "los indicadores económicos son dispares" y no todos experimentan retrocesos. Como por ejemplo el consumo, que sigue creciendo en el país a pesar de que el PIB se desacelere.
Es por eso que Alejandro Saldaña, gerente de Análisis Económico, dijo a Efe que "hay una desaceleración de la economía muy clara" pero que no se "aventuraría a decir que estamos en recesión".
"Para que haya una recesión hay que ver más indicadores, como alzas importantes en el desempleo y fuertes caídas en indicadores más allá del PIB", aseguró el analista.
De acuerdo con el experto, este trimestre se desaceleró la economía por el efecto estacional de Semana Santa y por una reducción de la actividad industrial marcada por una caída de producción de petróleo.
Pero positivamente, pronosticó "estabilidad" en el sector manufacturero, "máximos históricos" en el envío de remesas y que "el crédito al consumo se siga expandiendo".
López Obrador sostiene que México cerrará 2019 con un crecimiento del 2 por ciento y se ha marcado como objetivo concluir su mandato en 2024 con tasas promedio del 4 por ciento, algo que no ha ocurrido en décadas.
Pero los varapalos de instituciones financieras y agencias calificadoras son constantes, como el del Fondo Monetario Internacional (FMI), que rebajó la pasada semana hasta el 0.9 por ciento la estimación de crecimiento de México para este año.
El analista del Banco Ve Por Más, institución que prevé un crecimiento del 0.6 por ciento este año, lamentó que "la ejecución del gasto público se ha desacelerado mucho en el inicio de administración" de López Obrador.
"No descartamos que para lograr sus metas fiscales, el gobierno recorte más su gasto y eso afecte a la economía", dijo Saldaña sobre el plan de austeridad aplicado por López Obrador.
El profesor de la UNAM también coincidió en que la economía mexicana está lejos de alcanzar el 2 por ciento previsto por el presidente, aunque aseguró que "un crecimiento del 1 por ciento para el primer año de gobierno no estaría mal".
Con todo, se mostró convencido de que México sí puede lograr a medio plazo tasas de crecimiento más elevadas si se ejecuta con eficiencia la inversión pública en obras de infraestructuras.
"Estoy convencido de que sí, pero no se crece por arte de magia", dijo Cabrera, quien instó al gobierno a cumplir su promesa de construir líneas ferroviarias en el sur del país y un nuevo aeropuerto para la capital.