Tras arduas negociaciones de más de seis años en más de 20 mesas de trabajo, el TPP fue ratificado en febrero de 2016, en Auckland, por Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
El acuerdo prevé que las 12 naciones tendrán dos años para tramitar el TPP en sus respectivos congresos, a fin de cumplir la fecha establecida para su entrada en vigencia, el 4 de febrero de 2018, una meta sin embargo que alejó el triunfo de Trump en noviembre último.
El director del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Jorge Sahd, aseveró que Perú, México y Chile se verían afectados por un fracaso del TPP, pero recordó que esos tres países, más Colombia, conforman la Alianza del Pacífico.
“Siendo la Alianza del Pacífico la octava economía del mundo, una mayor vinculación con la zona del Asia y con los 49 países observadores creará sin duda oportunidades para diversificar mercados”, señaló el académico en una publicación del Centro.
Añadió que, “si bien (Chile) cuenta con acuerdos bilaterales con los restantes 11 países, el Tratado (TPP) sí generaría beneficios adicionales”.
Según estimaciones del Peterson Institute for International Economics, al año 2030 el PIB de Chile sería un 0.9 por ciento más alto con la firma del TPP.
El profesor de Derecho de la Pontificia Universidad Católica precisó que, además, “la inversión de Chile en el extranjero aumentaría en un 1.7 por ciento y las exportaciones en un 5.0 por ciento, lo que para ciertas industrias no dejaría de ser relevante”.
Un eventual rechazo del TPP “significaría perder la posibilidad de acceder con reglas comunes y modernas a un mercado de más de 800 millones de personas, que representan un 38 por ciento del PIB mundial y el 25 por ciento del comercio”, dijo Sahd.
Casi con la seguridad de que Estados Unidos dejará el TPP bajo la era Trump, el resto de los países que negoció el documento ha manifestado que se trata de una “decisión soberana” del nuevo gobierno y ha descartado desechar la idea de enterrar el acuerdo.
El canciller chileno Heraldo Muñoz, por ejemplo, enfatizó hace unos días que este país continuará su apertura comercial al mundo en un marco de integración donde no tiene cabida el proteccionismo.
Respecto al TPP en particular, Muñoz afirmó que los países que lo negociaron tienen la voluntad de avanzar, aunque reconoció que tras las declaraciones de Trump “el TPP tal cual lo conocemos ahora con Estados Unidos no será posible”.
Varios sectores políticos y empresariales ven inviable a su vez un TPP sin Estados Unidos y se inclinan hacia la conformación de un esquema comercial donde China podría tener un papel protagónico.
Y es que el TPP, para que entre en funcionamiento, requiere la aprobación de las economías que representan al menos el 85 por ciento del PIB de los firmantes, algo prácticamente imposible sin la presencia de Estados Unidos o Japón.
De esta forma, sólo queda esperar que Trump llegue al poder, en enero próximo, y anuncie en forma oficial su postura respecto al TPP, lo que marcará la agenda de la integración Asia-Pacífico.