"Los jóvenes son los que están padeciendo más la precariedad laboral", afirmó hoy la directora de la OIT para América Latina y el Caribe, Elizabeth Tinoco, al presentar en la capital mexicana su informe anual sobre el panorama laboral de la región.
Como promedio regional, el 47.7 por ciento de la población ocupada en Latinoamérica en el sector no agrícola tiene un empleo informal, aunque trabaje en empresas constituidas formalmente, según datos al cierre del año pasado.
En México, la segunda economía regional, el empleo informal llegó al 54.2 por ciento. En Brasil, la primera economía, llegó al 38.4 por ciento, mientras, en la otra punta, en Honduras el empleo informal fue del 70.7 por ciento y en Paraguay, de 65.8 por ciento.
Según Tinoco, existe una relación entre el nivel de informalidad y el tipo de empleo que están generando las pequeñas y medianas empresas.
"El 60 por ciento del empleo en América Latina lo generan las pequeñas y medianas empresas y no necesariamente generan un empleo de calidad", añadió.
Los datos de la OIT indican que, de ese 47.7 por ciento de trabajo informal, los dos tercios corresponden al sector informal de la economía y, dentro de ese sector, el 41 por ciento son trabajadores por cuenta propia.
Pero, dentro de los trabajadores informales, uno de cada cuatro trabaja en empresas formales.
"Tenemos que enfrentar la informalidad. La mitad de la población está en la informalidad laboral", apuntó Tinoco al insistir en el principal desafío que enfrenta la región.
La funcionaria internacional destacó en ese sentido los esfuerzos que hizo Brasil el año pasado, que logró incorporar al sector formal 30,000 puestos de trabajo informales, y también resaltó "políticas interesantes" en Chile y el Uruguay.
Pero la informalidad laboral sigue siendo la gran deuda de la región, que afecta especialmente a los jóvenes: seis de cada diez jóvenes empleados tienen trabajo en un marco de informalidad.
Unido a ello, son los jóvenes quienes tienen los salarios más bajos y sus empleos son los de peor calidad. "Se trata de empleos precarios", agregó.
En toda la región, según datos de la OIT, hay cerca de 20 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan, "presumiblemente desalentados por altos índices de desocupación y malas condiciones laborales", sostiene Tinoco.
De acuerdo con datos de este año, la OIT asegura que la tasa de desempleo urbano alcanza el 6.4 por ciento de la población económicamente activa, lo que equivale en toda la región a 14.8 millones de desempleados.
Pero sólo entre los jóvenes (de 15 a 24 años), la tasa de desempleo es más del doble, el 14.3 por ciento.
Y todo ello si se tienen en cuenta que, según los estándares de la OIT, se considera empleada a una persona que trabaja al menos una hora a la semana.
Aunque en la región el 60 por ciento de los trabajadores tiene cobertura médica y seguridad social, aún hay 90 millones de empleados que no gozan de ese privilegio.
Esa vulnerabilidad resulta peligrosa para una región que ha sido catalogada como una de las más pobres del mundo (29 por ciento de la población total) y con desigual distribución de los ingresos: el 40 por ciento de los latinoamericanos recibe el 15 por ciento de los ingresos totales.
"Es necesario que los países coloquen la generación de más y mejores empleos como un objetivo fundamental de su política macroeconómica", afirma Tinoco en el prólogo del informe anual del "Panorama Laboral 2012" de América Latina y el Caribe.
"El empleo pleno y productivo y el trabajo decente siguen siendo el mejor antídoto contra la pobreza y la desigualdad", agrega.