En un informe publicado este jueves sobre este fenómeno, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) constata el agravamiento del problema, que ya afecta a casi un 60 por ciento de las personas en sus países miembros.
El porcentaje de obesos, que era del 15.4 por ciento en 1996, subió al 19.1 por ciento en 2006 y al 23.2 por ciento en 2016, fecha del último dato disponible.
Las cifras son superiores a esa media en una veintena de los 52 países que cubre el estudio -además de los de la propia OCDE están todos los de la UE y varios en desarrollo-, en particular en Estados Unidos (36.2 por ciento), Arabia Saudí (35.4 por ciento) y Turquía (32.1 por ciento), pero también en México (28.9 por ciento), Argentina (28.3 por ciento) o Chile (28 por ciento).
Otro elemento preocupante de cara al futuro es la situación de los niños y adolescentes, con una tasa de obesos y preobesos entre los que tienen de 5 a 19 años que alcanza un techo del 41.8 por ciento en Estados Unidos, y supera también el listón del 30 por ciento en Grecia, Italia, Argentina, Chile, México o España, entre otros.
La OCDE certifica que los niños con un peso excesivo obtienen peores resultados escolares, se ausentan más de las aulas, el riesgo de que sufran acoso escolar se triplica y al crecer sus posibilidades de conseguir una titulación universitaria son menores.
Llegados a la edad adulta, las posibilidades de encontrar un empleo son un 8 por ciento inferiores para una persona con sobrepeso y cuando están ocupados son menos productivos y están más de baja.
México es el último de la fila en muchas de las estadísticas del informe, empezando por la más preocupante: sus autores calculan que la reducción de la esperanza de vida por el sobrepeso es de 4.2 años.
Una cifra a la que sólo se acercan Polonia (3.9 años menos), Rusia (3.9), Estados Unidos (3.7) y Hungría (3.7), frente a una media de 3.3 años en el conjunto de la OCDE. Japón es el más virtuoso, con una pérdida de 0.9 años por el exceso de peso.
También está en cola de los 52 países del estudio México por el impacto en su economía del sobrepeso, que le resta un 5.3 por ciento del PIB, seguido de cerca por Brasil (5 por ciento). También por encima de la media hay países como Estados Unidos (4.4 por ciento), Colombia (4.3 por ciento) o Chile (3.8 por ciento).
En España, aunque se queda por debajo de la media, ese impacto económico sigue siendo del 2.9 por ciento, mucho mayor que el de los países modelos que son Japón (1.6 por ciento) y Luxemburgo (1.9 por ciento).
La OCDE estima que las enfermedades vinculadas al sobrepeso y la obesidad absorben el 8.4 por ciento del presupuesto sanitario de media entre sus miembros, con porcentajes que llegan al 14 por ciento en Estados Unidos y al 11 por ciento en Canadá y Alemania. En el otro extremo, en Francia se limita al 5 por ciento y al 6 por ciento en Japón. España se sitúa con un 9.7 por ciento por encima de la media.
En el conocido como "Club de los países desarrollados", el sobrepeso está detrás del 70 por ciento de los tratamientos por diabetes, del 23 por ciento por enfermedades cardiovasculares y del 9 % por cáncer.
Para determinar si una persona tiene sobrepeso, la OCDE establece relaciones entre la altura y el peso. Cuando se pasa de 25 kilos por metro al cuadrado se considera que una persona tiene sobrepeso. Cuando se superan los 30 kilogramos se habla de obesidad.
Los autores del estudio dan algunos elementos de esperanza con políticas adecuadas: si se redujera en un 20 por ciento el contenido calórico de los alimentos energéticos, eso tendría beneficios significativos para las personas y para la economía.
De acuerdo con un modelo elaborado para 42 países de todo el mundo, se podrían evitar 1.1 millones de enfermedades crónicas anuales, sobre todo del corazón. Así se ahorrarían 13,200 millones de dólares de gastos médicos y el PIB subiría en un 0.5 por ciento.