Los jefes de Estado y de gobierno de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Japón, Francia, Italia, Canadá y Rusia estarán reunidos dos días en el exclusivo hotel de Lough Erne, al borde de un lago en plena campiña, protegido por una valla de siete kilómetros y un despliegue policial nunca visto en esta provincia británica de conflictivo pasado.
Con más nubes que claros en el cielo y lluvia intermitente, el G8 dedicó su primera sesión plenaria, con sus líderes vestidos de forma informal, a analizar el estado de la economía mundial, que sus integrantes consideran ahora mejor que lo que entreveían hace un año en la cumbre de Camp David (Estados Unidos).
En palabras del presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, la eurozona ha superado la "amenaza existencial" que pendía hace un año sobre la moneda única y la UE puede asegurar a los países del G8 que su situación económica ha mejorado desde entonces.
La cumbre reúne al primer ministro nipón, Shinzo Abe, con líderes europeos que, como la alemana Angela Merkel o el británico David Cameron, han optado por la austeridad para responder a la actual crisis, a diferencia de la política monetaria expansiva y de gasto público de Japón.
En este sentido, Abe indicó hoy que explicará a sus socios del Grupo de los 8 "nuestro deseo de hacer crecer la economía japonesa" y de "contribuir a la economía mundial".
La cumbre de los países ricos durará apenas 24 horas, desde las 14:30 horas GMT de hoy hasta aproximadamente la misma hora de mañana, pero tiene una agenda muy apretada que incluye debates sobre el conflicto en Siria, la liberalización comercial, la lucha contra el terrorismo en el norte de África, la transparencia empresarial y de gobierno y el combate contra el fraude y la evasión fiscal.
Poco antes de que comenzase el encuentro, el presidente estadounidense junto a Cameron y los representantes de la Unión Europea anunciaron el inicio en julio de las negociaciones de TLC entre Estados Unidos y la UE, que crearía la mayor área de libre comercio del mundo.
En esta cumbre el anfitrión Cameron quiere sacar adelante mañana compromisos contra el fraude y evasión fiscal ante el creciente escándalo por las estrategias que utilizan las multinacionales para evitar pagar impuestos en el país en el que operan a través de paraísos fiscales.
En este sentido, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, resaltó la necesidad de "mejorar la gobernanza fiscal en todos los ámbitos" y apuntó que esta cumbre "debe forjar una unidad de objetivos a un nivel global".
Impuestos, transparencia y comercio es el lema elegido por el "premier" británico para esta cumbre, que ha evitado poner en su centro a los países en desarrollo y las estrategias contra la pobreza, como ocurrió en la última cumbre británica en Gleneagles (Escocia) en 2005, algo que Cameron justifica en la necesidad de afianzar la recuperación.
"Este enfoque nos permite ir directamente a las causas de la pobreza y no a sus síntomas", apuntó el líder conservador británico, para quien la liberalización comercial es fundamental para la mejora económica global.
Para bochorno de los anfitriones británicos, la reunión del G8 se inauguró el mismo día en que el diario "The Guardian" denunció un posible espionaje del Reino Unido en 2009 durante las cumbres del G20, el foro que ha ido cobrando importancia en los últimos años, para acometer las negociaciones en situación ventajosa.