"Con este programa, el BCE quita la presión a Italia y Francia para acometer las reformas necesarias y ahorrar. Sin reformas, Italia y Francia continuarán tirando, más mal que bien, con consecuencias negativas para nuestras exportaciones allí", señaló el sabio alemán.
El consejo de gobierno del BCE se reúne este jueves para decidir sobre política monetaria y todo apunta a que su presidente, Mario Draghi, anunciará su polémico programa de compra de deuda pública, conocido como flexibilización cuantitativa o Quantitative Easing (QE).
Con este programa el BCE busca inyectar dinero en el sistema y propiciar un crecimiento de la economía. Sin embargo, ha suscitado numerosas críticas, sobre todo en Alemania.
Junto a Feld, el director ejecutivo de la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria (DIHK), Martin Wansleben, se mostró escéptico en unas declaraciones al rotativo alemán "Passauer Neue Presse".
"El peligro de que a través de este dinero barato se paralicen las reformas para conseguir una mayor competitividad, es grande", indicó Wansleben.
El miedo a que los países opten por abandonar la senda de las reformas llevó a Merkel a recordar el lunes por la tarde la importancia de que los países endeudados lleven a cabo reformas políticas. "Debe mantenerse la presión por mejorar la competitividad en Europa, sino no se conseguirá nada en absoluto y eso tampoco nos ayudará para nada".
La mandataria alemana volvió a recordar también que la crisis de deuda "no se ha superado aún, aunque hemos conseguido controlarla".