En su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2017, la Cepal también citó un mayor dinamismo en los precios de las materias primas como un factor en el crecimiento de estas naciones. De acuerdo a estimaciones del organismo internacional, estos bienes primarios experimentarían un crecimiento promedio de hasta 13 por ciento, en comparación a la reducción de valor de 4 por ciento de 2016. Este cambio de dirección habría estado liderado por la categoría de energéticos, los cuales también tuvieron las mayores pérdidas en el periodo anterior.
A escala subregión, las economías de Centroamérica habrían sido las más dinámicas con un crecimiento promedio de 3.3 por ciento, muy similar al nivel de 2016. En el otro extremo estarían las naciones del Caribe de habla inglesa y neerlandesa con una tasa de 0.1 por ciento, donde la principal responsable fue la temporada de huracanes del Pacífico, específicamente la devastación ocasionada por Irma y María. Un poco más arriba se encontraría el bloque sudamericano, quienes finalmente dejaron atrás la contracción experimentada por dos años consecutivos con un desarrollo de 0.8%. Finalmente México, único representante de América del Norte, tendría un avance esperado de 2.2 por ciento, superior al promedio pero inferior al experimentado el periodo previo.
Más allá de la situación específica de cada país y subregión, toda Latinoamérica ha mostrado múltiples tendencias comunes. Una de ellas es el sustancial incremento de la actividad comercial internacional, pues tanto el nivel de importaciones como el de exportaciones subió de forma notable para todas las naciones. 2017 también representó un buen año para los empleados, pues la Cepal estimó un crecimiento real de los salarios de aproximadamente 2 por ciento. Sin embargo, al mismo tiempo se vivió una mayor tasa de desempleo en las áreas urbanas, de 9.4 por ciento, ocasionada por una mayor cantidad de gente en busca de trabajo, menos personas ocupadas y una lenta velocidad en la creación de puestos pagados.
En el aspecto de las políticas macroeconómicas, también se pudieron apreciar una serie de tendencias entre las naciones. Los gobiernos tuvieron un menor consumo en el transcurso del 2017, lo cual significó un menor nivel de déficit primario pero también una aportación casi nula al crecimiento nacional. Por otro lado, mientras la deuda pública como porcentaje del Producto Interno Bruto promedio para América Latina se mantuvo en niveles similares al 2016 (38.4 por ciento), esto se debe a que múltiples países incrementaron significativamente sus adeudos mientras otros los redujeron o manejaron en la misma proporción.
Es innegable que la región experimentó un importante repunte en el transcurso de los últimos 12 meses, pero también es importante señalar algunos de sus retos más relevantes para 2018. Cepal menciona el papel de los bancos centrales para normalizar sus políticas monetarias, los conflictos geopolíticos (como el proteccionismo mundial y la política America First de Donald Trump) y una potencial reducción en el consumo interno por el lento incremento del ingreso personal disponible como riesgos probables. Por otro lado, circunstancias como el esperado superior crecimiento global, las todavía bajas tasas de interés y la continuidad en la liquidez monetaria internacional podrían jugar a favor de América Latina en el futuro.