"Todos estuvimos de acuerdo por unanimidad en aplicar medidas no convencionales para luchar contra la baja inflación por un periodo de tiempo prolongado", explicó el italiano que volvió a recordar que su principal objetivo es garantizar la estabilidad de precios en la eurozona.
Con una tasa de inflación bajo mínimos, el BCE se ha visto obligado a actuar. Pero a pesar de todo, Draghi volvió a insistir en que siguen sin ver ninguna deflación. "No hay ninguna dinámica en esa dirección", declaró en la rueda de prensa posterior a la reunión mensual del consejo de gobierno en su sede de Frankfurt.
El recorte desde el 0.25 por ciento hasta el 0.15 por ciento, un nuevo mínimo histórico, no fue ninguna sorpresa. Sin embargo, adelantó que el de hoy es el límite.
A pesar de las críticas que alertan de los riesgos de continuar con la política de dinero barato, Draghi se mantuvo firme y aseguró que se seguirá en los niveles actuales "durante un periodo prolongado", incluso "más largo de lo que preveíamos".
Asimismo, se defendió de los que le acusan de perjudicar a los ahorradores. "No queremos quitarle el dinero a los ahorradores, es lo contrario, queremos crecimiento y recuperación", indicó.
Junto con este recorte histórico y la decisión de penalizar a los bancos por depositar dinero en el BCE, el organismo rebajó el tipo de interés aplicable a la facilidad marginal de crédito hasta el 0.40 por ciento.
Dentro de las medidas extraordinarias, el organismo acordó una nueva barra libre de liquidez por un volumen de 400,000 millones de euros (541,600 millones de dólares) dividida en dos operaciones de liquidez a largo plazo (LTRO, en sus siglas en inglés) con un vencimiento de septiembre de 2018 condicionadas a que los bancos presten dinero a las empresas.
"Los costes de estas operaciones son muy bajos. Son por cuatro años y no se podrán destinar para la compra de bonos estatales", indicó sobre las diferencias respecto a las dos anteriores operaciones de liquidez del BCE.
"Va a haber requisitos de información adicionales a las entidades", contestó a la pregunta de cómo se controlará que el crédito llega a la economía.
"En primer lugar queremos mejorar el crédito porque el objetivo final siempre es la estabilidad de precios y que la economía financiera financie la economía real. Todo ello bajo el espíritu de que queremos mejorar el crédito a las empresas no financieras del sector privado", afirmó. "En segundo lugar es que no queremos interferir en el programa de revisión de calidad de activos", agregó.
Al mismo tiempo, el presidente del BCE volvió a recordar la importancia de continuar con las reformas estructurales en los países con problemas. "Eso está claro", aseguró.
Durante la concurrida rueda de prensa, el italiano aseguró que la institución no ha terminado de adoptar medidas como las aprobadas hoy y que no dudará en volver a actuar en caso de que el consejo de gobierno crea que es necesario para garantizar la estabilidad de precios.
Por si estas medidas y el anuncio de hacer lo que sea necesario para salvar la eurozona, el Consejo de Gobierno decidió incrementar los trabajos preparatorios para realizar compras de valores respaldados por activos (ABS) para mejorar el funcionamiento del mecanismo de transmisión de la política monetaria.
Con esta iniciativa, se considerará comprar valores "simples y transparentes" que están respaldados por activos, teniendo en cuenta los cambios deseables en el entorno regulatorio, y trabajará con otras instituciones para lograr este efectos. Además, el BCE prestará a los bancos toda la liquidez que necesiten en las subastas semanales hasta diciembre de 2016.
En la reunión de hoy, el guardián del euro también dio a conocer sus pronósticos de crecimiento e inflación trimestrales en los que revisó a la baja su pronóstico de inflación para 2014, 2015 y 2016, pero vaticinó un mayor crecimiento económico para el próximo año.
"La inflación se mantendrá baja en los próximos meses, para crecer gradualmente", afirmó.
El BCE situó el aumento de los precios al consumidor de este año en un 0,7 ciento, frente al 1.0 por ciento de la última proyección, emitida en marzo pasado. También corrigió a la baja el pronóstico de inflación de 2015 al 1.1 por ciento, frente al 1.3 por ciento de marzo, y al 1.4 por ciento para el año 2016, frente al 1,5 por ciento anterior.
En cuanto al crecimiento en la zona de moneda única, los economistas del BCE auguraron un crecimiento del PIB en 2014 de 1.0 por ciento, dos décimas debajo del 1.2 por ciento fijado en las últimas proyecciones de marzo de 2013.
Sin embargo, el organismo prevé un crecimiento económico de un 1.7 por ciento para 2015, dos décimas por encima de su proyección de marzo, y mantiene su proyección de 1.8 por ciento para 2016.