La imagen demostrará cómo ha cambiado la posición regional de Cuba, pese a las numerosas críticas que se le hacen a la isla por la situación de los derechos humanos y de la oposición interna.
La cumbre mostrará también que las sanciones de Washington frente a Cuba han fracasado. Pese a más de 50 años de embargo económico, el castrismo ha conseguido reinsentarse con éxito en la región. En la década de los 60 todos los países latinoamericanos, excepto México, habían roto vínculos con la isla.
Para la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) los próximos martes y miércoles La Habana espera a numerosos jefes de Estado y de gobierno, entre ellos la brasileña Dilma Rousseff, el mexicano Enrique Peña Nieto y el venezolano Nicolás Maduro.
También llegarán altos representantes de organismos internacionales como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza. La visita de Insulza tiene además un componente histórico: será la primera visita de un jefe de la OEA a Cuba tras el triunfo de la revolución de Fidel Castro en 1959.
La organización con sede en Washington suspendió a instancias de Estados Unidos en 1962 a la isla por su giro hacia el socialismo soviético, y es vista hasta hoy por gobiernos de izquierda de la región como "instrumento de dominación" del poderoso vecino del norte.
La OEA "tiene una carga histórica negativa como instrumento de dominación de los Estados Unidos que no puede resolverse mediante ninguna reforma", dijo el canciller cubano, Bruno Rodríguez, el viernes para reiterar que La Habana no piensa volver al bloque hemisférico.
"La Celac ha seguido la práctica de cortesía diplomática de invitar al secretario general (Insulza) a la segunda cumbre de La Habana, tal como ocurrió en las cumbres anteriores", explicó Rodríguez la asistencia de Insulza.
La cumbre refleja la reinserción de Cuba en el continente. El castrismo mantiene buenas relaciones con todos los países de la región, incluso con gobiernos de derecha como los de Colombia o Chile.
También el proceso de paz colombiano con la guerrilla de las FARC es visto como un éxito diplomático para Cuba como sede permanente de las negociaciones. A nivel internacional, la cumbre de la Celac es el primer gran evento de ese calibre en La Habana desde la cumbre del Movimiento de los No Alineados en 2006.
Centrado en temas como la lucha contra la pobreza y el hambre, es poco probable que el encuentro de la Celac cierre con acuerdos concretos importantes, dadas las distintas posiciones políticas e intereses de una región de más de 20,000 millones de kilómetros cuadrados.
Las críticas al bloque por la cumbre de La Habana, por otro lado, han empezado a oírse con más fuerza a pocos días del evento.
La llegada de numerosos presidentes a la isla será "un día muy triste en la historia de la democracia latinoamericana", señalaba recientemente un editorial del diario El Nuevo Herald de Miami, donde vive la principal comunidad del exilio anticastrista cubano.
Se estima que ninguno de los líderes extranjeros considera reunirse en La Habana con representantes de la proscrita disidencia cubana, para no molestar a los anfitriones. Algunos opositores han señalado que intentará ver a las delegaciones extranjeras.
La ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), liderada por el disidente Elizardo Sánchez, informó que envió una carta entre otras a las embajadas de México, Colombia y Chile, pidiendo una reunión para "subrayar la necesidad de reforzar la cooperación en materia de derechos humanos".
Otros opositores, en tanto, empezaron a reportar detenciones de activistas, como ha ocurrido en otras ocasiones, por ejemplo durante la visita del papa Benedicto XVI en 2012.
La proscrita Unión Patriótica de Cuba sostuvo que su líder, el ex prisionero de conciencia José Daniel Ferrer, fue arrestado el viernes después de reunirse con diplomáticos extranjeros en La Habana.