El salón de plenos del recinto ferial Pabexpo, sede del encuentro, estuvo a punto de convertirse en pista de baile por unos minutos, luego de un inicio formal con el himno nacional cubano en presencia de la mayoría de los mandatarios de 33 países de la región.
Con saxofones, guitarras, bajos y bongos, la Orquesta de Música Popular de la Escuela Nacional de Música, formada por estudiantes, interpretó melodías latinoamericanas y caribeñas. El popurri recorrió desde el Jarabe Tapatío mexicano y la bossa nova brasileña, al merengue de Juan Luis Guerra, la cumbia y el andino "El cóndor pasa", entre otros temas.
Pero del ritmo se transitó enseguida a la solemnidad. Al empezar su discurso como anfitrión, el presidente de Cuba, Raúl Castro, pidió un minuto de silencio en homenaje al presidente de Venezuela Hugo Chávez, fallecido hace diez meses.
Chávez, a quien le gustaba romper la formalidad cantando rancheras en sus actos públicos, fue uno de los principales artífices de la Celac, un mecanismo regional creado en 2011 que excluyó ex profeso a Estados Unidos y Canadá.
En enero del año pasado ya no había podido asistir a la primera cumbre en Santiago de Chile porque estaba enfermo de cáncer y era atendido en La Habana. Ahora, en la capital cubana, se realiza la primera reunión de Celac desde su muerte.
Más de una veintena de presidentes de la región estuvieron hoy en la apertura. Otros se incorporarán después, como el chileno Sebastián Piñera y el peruano Ollanta Humala, que tendrán su primer encuentro cara a cara después de un fallo del lunes de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya sobre los límites marítimos entre sus países.
En la inauguración, Castro hizo un repaso de los temas que están en el corazón de la cumbre para Cuba, entre ellos, la búsqueda de un "modelo propio" frente a lo que calificó de "centros de poder (que) no se resignan a haber perdido el control de esta rica región ni renunciarán a los intentos de cambiar el curso de la historia".
Habló de la soberanía sobre los recursos naturales, de un orden internacional injusto y excluyente con amenazas a la paz e injerencia externa, sobre la existencia de un sistema global de espionaje, el reclamo argentino sobre las Islas Malvinas, la necesidad de incorporar a la Celac a Puerto Rico, estado libre asociado que pertenece a Estados Unidos, el "criminal bloqueo" de Estados Unidos a Cuba.
Durante un día y medio, los jefes de Estado y de gobierno de la región deliberarán sobre los problemas comunes, como la pobreza y la desigualdad, y terminarán de darle forma a la Declaración de La Habana, un Plan de Acción y una serie de resoluciones especiales, que se aprobarán el miércoles al término de la cumbre.
Por la noche se trasladarán hacia la zona de la Plaza de la Revolución, que es la típica postal cubana con la silueta de fondo del guerrillero argentino Ernesto "Che" Guevara en la fachada del Ministerio del Interior.
Ahí asistirán a una presentación artístico-cultural y a una cena en el Palacio Presidencial y se tomarán también la foto de familia, el recuerdo de una cumbre con la que Cuba quiere refrendar su inserción en la comunidad regional, pese a la vigencia del embargo que le impuso Estados Unidos hace más de medio siglo.