La compañía facturó en el primer semestre 20.632 millones de dólares, frente a los 27.898 millones en esas mismas fechas de 2019, según informó en un comunicado.
En el segundo trimestre del año, ya totalmente marcado por la pandemia y al que más atención prestaban los mercados, Caterpillar ganó 458 millones de dólares, un retroceso del 71,7 % en términos interanuales.
Las ventas de la empresa con sede en Deerfield (Illinois, EE.UU.) fueron de 9.997 millones de dólares en ese periodo, frente a los 14.432 millones de un año antes.
Caterpillar atribuyó ese retroceso a la caída de la demanda como consecuencia de la pandemia, lo que llevó a los concesionarios a reducir sus inventarios de forma muy importante durante el segundo trimestre.
Ante esa situación, la empresa optó por recortar gastos y entre abril y junio tuvo unos costes operativos de 9.213 millones de dólares, frente a los 12.219 millones del año anterior.
Caterpillar apuntó que casi todas sus plantas están en funcionamiento alrededor del mundo, con medidas especiales para evitar contagios, mientras que se han tomado acciones en distintos ámbitos para reducir costes.
"En el segundo trimestre, nuestros empleados y vendedores siguieron dedicados para suministrar los productos y servicios esenciales que el mundo necesita bajo unas condiciones muy difíciles", señaló el consejero delegado, Jim Umpleby.
Pese a la fuerte caída de la facturación y de los beneficios, los resultados anunciados por Caterpillar fueron mejores de lo esperado por los analistas.
Los títulos de la empresa, que forman parte de las 30 grandes cotizadas del Dow Jones de Industriales, subieron en las operaciones previas al inicio de la sesión en Wall Street, pero cinco minutos después de la apertura retrocedían un 2,87 %.
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