Estas cifras las acaba de dar a conocer la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que tiene su sede en la ciudad suiza de Ginebra.
La mitad de los niños que trabaja lo hace en condiciones que ponen en peligro su salud o su seguridad, como pueden ser empleos en los que se utiliza material peligroso o trabajos nocturnos. También hay muchos niños que son explotados sexualmente, es decir son obligados por adultos a tener relaciones sexuales.
En los países de Asia y África es donde más niños trabajadores se han contabilizado. Pero también los hay en Latinoamérica, el Caribe y en Cercano Oriente. Otro dato importante es que no hay niños trabajadores sólo en países pobres: la mayoría de estos menores (casi 94 millones) vive en países con ingresos medios.
De todas formas, hay un rayo de esperanza: Entre los años 2000 y 2012, el número de chicas y chicos obligados a trabajar disminuyó en casi 80 millones.
La OIT dice que esto se debe a que los países protejan más a los niños, estableciendo en sus leyes una edad mínima laboral o prohibiendo las peores formas de trabajo infantil. Pero a pesar de los avances, no se logrará el objetivo de eliminar las formas más peligrosas de trabajo infantil hasta 2016.