En reunión con representantes de medios, expuso que el mejor desempeño de la economía derivará del crecimiento inercial global, así como de la estabilidad de la plataforma petrolera y del efecto positivo del gasto relacionado al proceso electoral de julio próximo.
Detalló que al interior del Producto Interno Bruto (PIB) esperado, 0.7 por ciento estará relacionado con el mejor ritmo de la economía mundial, 1.0 por ciento con el crecimiento del consumo privado, 0.5 por ciento con el gasto público (se incluye el electoral) y 0.3 por ciento de la inversión privada.
Respecto a la inflación general, afirmó que culminará el año sobre un promedio de 4.3 por ciento, aunque en el primer semestre puede volver a tocar un pico de hasta 6.0 por ciento, como reflejo de un incremento de los precios de las gasolinas y de la volatilidad del tipo de cambio en la víspera de las elecciones.
En su opinión, para apuntalar las expectativas de inflación, el Banco de México (Banxico) podría incrementar en tres movimientos la tasa de interés por 25 puntos base en el primer semestre, para luego, en la segunda parte, reducirla en dos ocasiones por la misma proporción y cerrar así sobre un nivel de 7.50 por ciento o apenas ligeramente por encima.
El economista subrayó que si bien el tipo de cambio seguirá el camino que tomarán las elecciones locales, pasada la contienda ubicará una trayectoria más estable para finalizar sobre una paridad de 18.60 pesos por dólar.
Argumentó que en la favorable perspectiva de la economía del país se incluye una atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) superior a los 22 mil millones de dólares, así como la trayectoria creciente del consumo, del empleo, de las remesas familiares y del crédito bancario.
Expuso que entre los principales riesgos del contexto externo para el rumbo esperado de la economía mexicana está el que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos lleve a cabo una política monetaria más agresiva y de que se desarrollen otro temas de carácter geopolítico.
En el contexto doméstico, apuntó que los mercados estarán atentos de lo que ocurra con la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y de las elecciones, donde se competirá para ocupar 3,406 cargos públicos, que incluye el del Ejecutivo Federal.
Aunque el especialista negó que la reforma fiscal de Estados Unidos vaya a ocasionar salida de capitales del país, consideró que el próximo gobierno federal deberá, con toda seguridad, evaluar realizar una reforma tributaria que mejore la competitividad de México de cara a los cambios en la nación vecina.
Dicha reforma tendrá que considerar reducir el Impuesto Sobre la Renta (ISR) corporativa y extender el Impuesto de Valor Agregado (IVA) a medicinas y alimentos, añadió