El informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que en una valoración a mediano plazo, la caída continuada de la IED desde el año 2011 tiene su génesis en los menores precios de los productos básicos de exportación, los cuales disminuyen cosiderablemente las inversiones en las industrias extractivas y por la recesión económica de 2015 y 2016, principalmente en Brasil.
Aunque en 2017 las dos tendencias fueron controladas efectivamente cuando la región retomó el crecimiento (1.3 por ciento del PIB) y los precios del petróleo y metales subieron. Esta alza de precios hizo que se recuperara la rentabilidad de la inversión, tras varios años de caída, lo que también empujó la reinversión de utilidades, pero no ha sido suficiente para que se recuperara la IED en las industrias extractivas.
Mientras que en 2016 la gran mayoría de países de la región registraron caídas en las entradas de IED, en 2017 la IED subió en la mayoría de ellos. Sin embargo, las caídas ocurrieron en Brasil (en donde disminuyó un 9.7 por ciento), en Chile (-48 por ciento) y en menor medida en México (-8.8 por ciento).
En Centroamérica la IED subió por octavo año consecutivo (hasta los 13,083 millones de dólares) y se destaca especialmente el aumento registrado en Panamá, que alcanzó los 6,066 millones de dólares. En el Caribe los flujos crecieron 20 por ciento hasta los 5,835 millones de dólares, más la mitad de los cuales (60 por ciento) se dirigieron a la República Dominicana. Los países han gozado de saludables inversiones en el sector turismo,así como también han crecido en el sector de recursos naturales en Jamaica y Guyana.
De acuerdo con el informe IED de la Cepal, por su origen las principales fuentes de inversión extranjera directa en la región en 2017 fueron la Unión Europea y Estados Unidos, respectivamente. La prevalencia de Europa es particularmente notoria en América del Sur, mientras que Estados Unidos se mantiene como el principal inversionista en México y Centroamérica.
A mediano plazo, la caída en la IED en la región que se viene produciendo desde el año 2011 hasta ahora se ha concentrado casi exclusivamente en el sector de los recursos naturales, que disminuyeron un 63 por ciento. Analistas sostienene que no se trata simplemente de crear las condiciones para que lleguen capitales extranjeros, sino para que las inversiones se vuelvan fuentes generadoras de derrames tecnológicos y productivos, de empleo, y para que se orienten hacia un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible.
El informe destaca que sectores como las energías renovables, telecomunicaciones y fabricación de automóviles son ejemplos de cómo la IED puede contribuir a diversificar la estructura productiva, mejorar capacidades locales, crear empleo de calidad y generar encadenamientos con proveedores locales y regionales.
El documento explica además que 2018 será un año estable y no se prevé un cambio de escenario, con lo que las entradas de IED a la región permanecerán estables en torno al valor de 2017, con un margen de error del 2 por ciento.
En tanto, las salidas de IED desde los países de la región cayeron más fuertemente que las entradas y sumaron tan solo 23,416 millones de dólares en 2017, un 34 por ciento inferior a lo anotado en 2016 y menos de la mitad de lo alcanzado en 2014.