La operación incluye "la mayor parte de los activos" de Saab y sus filiales Saab Automobile Powertrain y Saab Automobile Tools, así como todas las acciones de la compañía que posee las instalaciones de Saab en Trollhättan (Suecia), señalaron los administradores.
Pero quedan fuera los derechos de propiedad intelectual del modelo Saab 9-5 -que pertenecen al anterior dueño del fabricante sueco, General Motors- y la filial de repuestos Saab Automobile Parts, que no forma parte del proceso concursal.
NEVS fue creado expresamente hace unos meses para pujar por el fabricante sueco y sus principales propietarios son el fondo de inversiones japonés Sun Investments y la empresa energética china National Modern Energy Holdings.
Aunque los administradores no han hecho pública la cuantía de la operación, NEVS había confirmado con anterioridad su intención de ofrecer entre 1,500 y 1,800 millones de coronas suecas (entre 167 y 200 millones de euros).
El objetivo del consorcio es establecerse como un fabricante de coches eléctricos líder, con Trollhättan como centro de operaciones y usando ingenieros suecos, japoneses y chinos.
El primer modelo, cuyo lanzamiento está previsto a finales de 2013 o principios de 2014, tomará como punto de partida el Saab 9-3, reconvertido en vehículo eléctrico a través del uso de tecnología japonesa, que será empleada también para fabricar un modelo nuevo.
Aunque la venta y la mercadotecnia se harán a nivel global, el "foco inicial" será China, uno de los principales mercados para los coches eléctricos, según los administradores judiciales.
"Nuestra ambición ha sido todo el tiempo encontrar una solución integral antes del verano, así que hoy estamos muy felices por haber alcanzado este acuerdo", declaró en un comunicado la administradora concursal Anne-Marie Pouteaux.
El principal accionista de NEVS, el chino-sueco Kai Johan Jiang, habló de un "día muy grande" en la rueda de prensa celebrada en las instalaciones de Saab en Trolhättan, donde se presentó el acuerdo.
NEVS ya había sido anunciada la semana pasada como compradora de Saab Automobile por la emisora pública Radio de Suecia, aunque no hubo confirmación oficial hasta hoy.
La operación supone un nuevo episodio de una historia que comienza en febrero de 2009, cuando el fabricante sueco -entonces propiedad de General Motors- suspendió pagos y permaneció seis meses bajo administración judicial.
A pesar de un préstamo de 400 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones avalado por el gobierno sueco y de otras inyecciones de capital, la situación fue empeorando progresivamente.
La aparición a principios de 2010 de la firma holandesa Spyker Cars, que luego pasaría a llamarse Swedish Automobile (SWAN), evitó que General Motors la desmantelara, como tenía previsto.
Pero SWAN no fue capaz de reflotar la prestigiosa firma de coches sueca y se vio obligada a suspender pagos de nuevo.
Una operación de venta por 100 millones de euros a los inversores chinos Youngman y Pang Da se vio frenada por la negativa de General Motors, aún dueña de los derechos de propiedad intelectual de varios modelos, a autorizar el acuerdo, ya que podría perjudicar sus propios intereses en el mercado chino.
SWAN presentó en diciembre pasado la solicitud de quiebra de Saab Automobile ante el tribunal de Vänersborg (Suecia) por la imposibilidad de asegurar su viabilidad económica, y comenzó así un proceso de administración judicial que ha culminado hoy.