Esto como consecuencia de unas condiciones laborales que los empleados consideran ilegales en esa compañía, la primera del gigante asiático instalada en Brasil.
Los trabajadores del sector metalúrgico de la fábrica –con capacidad para producir hasta 150,000 vehículos por año- realizaron el martes un paro de dos horas y una protesta.
Este miércoles presentaron un aviso de huelga que podría comenzar el próximo viernes, según fuentes sindicales consultadas por Notimex.
Los trabajadores que en la asamblea celebrada el martes se dijeron “dispuestos a llevar a cabo el paro”, celebraron este miércoles una reunión con la montadora, que acabó sin acuerdo.
Por lo tanto, amenazan con ir a la huelga cuando ni siquiera ha sido entregada la primera remesa de autos ensamblados. “Chery piensa que Brasil es China”, dijo el presidente del sindicato de metalúrgicos de la región de San José de los Campos, en el estado de Sao Paulo, donde está situada la fábrica.
Agregó que “la montadora ya está en pleno funcionamiento, factura mucho en el país y recibe diversos tipos de incentivos fiscales de los gobiernos, por lo tanto no existen motivos para aplicar salarios y derechos inferiores”.
“O la empresa cambia o habrá huelga”, amenazó la fuente durante una protesta en la que participaron unos 350 operarios, según el sindicato.
El principal motivo de queja de los trabajadores son las condiciones salariales, que aseguran están por debajo de la ley y de lo aplicado en el sector, y también denuncian “prácticas ilegales relacionadas a los derechos y a las condiciones de trabajo, que son los peores posibles”.
El sindicato asegura en una nota que en la fábrica trabajan “sin equipamientos adecuados y sin respetar las normas de seguridad, lo que deja a los trabajadores expuestos a un alto riesgo”.
Chery, por su parte, negó por medio de una nota las acusaciones y asegura que cumple estrictamente con la ley brasileña y las normativas laborales para sus 470 trabajadores.
“Seguimos rigurosamente la legislación brasileña desde el inicio de las actividades en el país”, dijo en un boletín la montadora, que vende en China en torno a un millón de vehículos.
Con una inversión anunciada de 400 millones de dólares y una superficie de 400,000 metros cuadrados, la fábrica de Chery fue presentada a la prensa de toda América Latina y Asia, en una pomposa ceremonia celebrada en agosto de 2014 que contó con la participación del vicepresidente de Brasil, Michel Temer.
El presidente de Chery Brasil, Roger Peng, dijo entonces que “Brasil sería el centro de operaciones de Chery en América Latina”, y destacó la importancia de que una montadora china instalara por primera vez en Brasil una fábrica integral con capacidad para ensamblar, soldar y pintar los autos.
Con unidades de fabricación ya activas en Venezuela y Uruguay, Chery tiene previsto vender en Brasil 150,000 unidades –en torno al 3 por ciento de la cuota de mercado- en 2018, por apenas 8,000 en 2013.
Sin embargo la fuerte desaceleración del mercado automotriz brasileño, que este año podría sufrir una caída de las ventas de dos dígitos, provocó que Chery revisara a la baja su producción de 30,000 a 25,000 unidades.
La inversión de Chery en Brasil se enmarca en la voluntad de los fabricantes chinos de expandir sus negocios en América Latina, África y Asia, con el objetivo de comenzar a competir a escala global con montadoras japonesas, estadunidenses y europeas.
Los datos reflejan fielmente esta tendencia exportadora de China, con 910,000 vehículos exportados en 2014, según datos de la Asociación China de Constructores de Automóviles (CAAM, siglas en inglés).