Desde sus inicios, en la Fórmula 1 siempre han competido coches monoplaza y abiertos, quedando los automóviles “cerrados” (con techo y parabrisas) para otras categorías. Bajo esta configuración, la protección de la cabeza del piloto se confía a un casco y a otros elementos del chasis y la carrocería; y su ventilación, al libre paso del aire.
Es cierto que algunas de las funciones de seguridad que el parabrisas realiza en los coches de calle no son necesarias en los monoplazas de competencia. Por ejemplo, no tiene que servir de apoyo para el despliegue del airbag del acompañante; ni tampoco aportar resistencia estructural para que el techo no se hunda en caso de vuelco, o alojar los sensores de los sistemas de seguridad ADAS. Pero también es cierto que, además de la evidente protección ante objetos, la visibilidad de los pilotos mejoraría con un parabrisas bien diseñado. Ahora las gotas de lluvia y la suciedad se acumulan en la pantalla del casco, y el piloto tiene que ir retirando las finas láminas de plástico que lleva acopladas (hasta un máximo de once, para no distorsionar la visión) cuando se ensucian.
La llegada de un parabrisas a la F1 y a otras categorías de monoplazas está cada vez más cerca. Y esto será una gran noticia para todos, pues el automovilismo siempre ha servido de campo de pruebas para desarrollar mejoras para los coches de calle. El objetivo es evitar que se repitan graves accidentes como el de Felipe Massa en el GP de Hungría de 2009 (fue golpeado por un muelle que salió despedido de otro coche y pasó varios meses en el hospital en estado grave), el de Jules Bianchi (perdió la vida tras un accidente en el GP de Japón de 2014, donde impactó contra una grúa); o los de Dan Wheldon (falleció tras sufrir lesiones irreversibles en la cabeza tras un aparatoso accidente en Las Vegas en 2011) o Justin Wilson (falleció por lesiones en la cabeza tras recibir el impacto de piezas de otro coche en el óvalo de Pocono en 2015) en la Indycar.
Un primer intento fracasado que dio lugar al “Halo”
Los Fórmula 1 llevan un dispositivo, denominado “Halo”, que protege la zona de la cabeza del piloto, pero no completamente. Este elemento no es eficaz ante piezas pequeñas que pueden colarse por sus huecos, ni tampoco cuando la amenaza viene por arriba o en diagonal.
Antes de incorporarlo, los monoplazas de la categoría reina probaron en 2017 la introducción de una especie de parabrisas denominado “aeroscreen”, pero se descartó por no estar en una fase de desarrollo tan avanzada como lo estaba el “Halo”. El piloto que probó aquella especie de parabrisas, Sebastian Vettel, dijo que se llegó a marear mientras pilotaba su Ferrari porque distorsionaba la visión. “Creo que es culpa de la curvatura de la pantalla”, dijo. El equipo tuvo incluso que abortar la prueba. Este elemento estaba fabricado en policarbonato, más resistente que el cristal en caso de impacto, pero menos traslúcido. El policarbonato tampoco se emplea en los coches de calle por su falta de rigidez y porque se raya y deteriora con facilidad.
Lo que sí han llevado los F1 durante muchos años es una especie de pantalla (de distintas formas y tamaños) justo delante del piloto. Su función es que el aire y la suciedad no golpeen directamente contra la pantalla del casco.
Aeroscreen, el parabrisas salvavidas que introducirá la Indycar
Red Bull Advanced Technologies ha desarrollado un parabrisas cuyo objetivo fundamental es impedir que sea alcanzado por piezas de otros coches u otros objetos que puedan entrar en el área del cockpit. El Aeroscreen es una pantalla balística laminada de policarbonato que rodea el habitáculo con un marco de titanio. La capacidad de resistencia será de nada menos que 150 kiloNewtons de fuerza, suficiente para soportar el impacto de una rueda a alta velocidad. Esta pantalla incluirá un revestimiento anti reflectante, clave para que los pilotos puedan competir de una forma segura sin ser deslumbrados; un sistema antivaho que garantice la visibilidad y láminas “tear-off”, que el piloto puede ir despegando a lo largo de la carrera en caso de que haya suciedad.
Este concepto es la segunda evolución del dispositivo. La primera fue probada por experimentados pilotos en este campeonato, uno de ellos Scott Dixon, pentacampeón de esta especialidad. Dixon aseguró no haber tenido ningún contratiempo sobre la pista, aunque señaló que debía haber una mejora para evitar la pequeña “distorsión” que se producía tras la pantalla. También le preocupó la ventilación dentro del cockpit, ya que el dispositivo protector evita el paso del aire al que están acostumbrados los pilotos de monoplazas. Esto último se solucionará con un sistema de refrigeración.