"La influencia de las dinastías se nota cuando hacen valer el poder de su voto", señala Wolfgang Schnorr, autor del informe.
Las familias son tan poderosas en el caso de once de los 30 grupos que cotizan en el principal índice bursátil alemán, el Dax, que pueden imponer su mayoría en las asambleas de accionistas.
La familia Merck rige con poder absoluto el laboratorio homónimo y la familia Herz tiene la última palabra en el grupo Beiersdorf, que produce la famosa crema Nivea.
También el fabricante de detergente Henkel, la automotriz BMW y la autopartista Continental están dominadas por clanes así como la Volkswagen, en manos de las familias Porsche y Piëch.
Algunas dinastías han creado estructuras que les aseguran el poder aún cuando no tengan la mayoría de las acciones como es el caso del labotatorio Fresenius.
Otros empresarios se aprovechan de la falta de democracia a nivel de accionistas para dirigir la empresa a través de los controladores, agrega el diario.
En las juntas de accionistas son elegidos los miembros del Consejo de Vigilancia, el órgano que puede deponer a los ejecutivos y revocar decisiones de gestión.
"Muchos accionistas no acuden a las juntas, pierden el voto y las dinastías, que siempre están presentes, pasan rápidamente a conformar la mayoría", explicó Schnorr.