El "severo" impacto causado por la crisis desde mediados de marzo se tradujo en un descenso en el volumen de vehículos y la utilización de capacidad en el sistema industrial, debido a una interrupción en la cadena de suministro y en la mayor parte de las operaciones.
El beneficio operativo se redujo un 48 por ciento hasta 7,374 millones de coronas suecas (674 millones de euros).
Las ventas netas ascendieron a 91,449 millones (8,353 millones de euros), lo que supone una caída del 16 por ciento respecto al primer trimestre de 2019.
Los pedidos de camiones, principal división del grupo, cayeron un 16 por ciento interanual, hasta 38,399 unidades, si bien la caída en marzo respecto a febrero fue del 75 por ciento; las entregas bajaron un 24 por ciento, hasta 44,765 vehículos.
"Nos focalizamos en el flujo de caja para asegurar la flexibilidad financiera y disminuimos actividades para rebajar costes. La velocidad del impacto nos obligó a tomar acciones inmediatas y duras. Se han hecho reducciones de salario y servicios y despidos temporales", señaló el consejero delegado, Martin Lundstedt.
Lundstedt advirtió de que en los próximos trimestres será un "reto" reducir costos a la misma velocidad y magnitud en que decrezcan los ingresos.
El grupo sueco informó de que pretende reanudar su producción en Europa, América del Norte y Brasil "de forma prudente" a finales de abril y principios de mayo para luego adecuarla progresivamente a "un nuevo y más bajo nivel de demanda".