Según recoge hoy el diario oficial Shanghai Daily, la compañía no reveló, sin embargo, su cifra estimada de beneficios del año pasado, en espera de poder anunciar próximamente sus cuentas definitivas, y se limitó a adelantar este porcentaje preliminar.
En 2010 los beneficios netos de la compañía crecieron un 108 por ciento, hasta los 13,700 millones de yuanes (2,200 millones de dólares).
SAIC sí anunció que sus ventas aumentaron un 12 por ciento durante 2011, hasta superar los 4 millones de unidades.
En contraste, las ventas de vehículos motorizados aumentaron un 2.45 por ciento en China en 2011, cuando alcanzaron los 18.5 millones de unidades, lo que supuso su ritmo de crecimiento más lento desde 1998, según la Asociación de Fabricantes Automovilísticos de China.
Entre ellos, de los que entran en la categoría china de automóviles (autos de pasajeros, todoterrenos, monovolúmenes, vanes y camionetas), se vendieron 13.7 millones de unidades, un 2.8 por ciento más que en 2010, según la otra federación sectorial local, la Asociación de Fabricantes de Vehículos de Pasajeros de China.
Entre los grandes fabricantes extranjeros, las ventas de Volkswagen crecieron en China el año pasado un 17.7 por ciento (2.26 millones de unidades), las de General Motors, un 8.3 por ciento (2.55 millones de vehículos) y las de Ford, un 7 por ciento (519,390 unidades).
Los fabricantes japoneses cedieron parte de su cuota de mercado, afectados por el tsunami de Japón y las inundaciones de Tailandia, y mientras Toyota tuvo su peor crecimiento en China desde 2004 (un 4 por ciento, 883,000 unidades), las ventas de Honda llegaron a caer un 4.5 por ciento, hasta las 617,764 unidades.
En enero la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo, el principal órgano de planificación económica de China, declaró por primera vez que la automoción está fuera de los sectores en los que la inversión extranjera en el país es bienvenida, aunque precisó que se refería sólo a nuevos proyectos.
Un funcionario de la Comisión aclaró días después de que estas nuevas directivas, que entraron en vigor el 30 de enero, no afectarán a las operaciones de las empresas de capital mixto ya existentes, mediante las que producen en el mercado chino los principales fabricantes mundiales.