Otras dos firmas chinas, Geely, una de las principales fabricantes privadas del país, y la estatal Dongfeng Motor, socia local de las japonesas Nissan y Honda, llegaron a pujar por Fisker, que se encuentra en bancarrota y lleva desde julio pasado con la producción paralizada, pero se retiraron en los últimos meses.
Según publica hoy el diario oficial Shanghai Daily, que recoge declaraciones a la prensa de fuentes involucradas en la posible operación, las negociaciones todavía están en marcha y no se ha cerrado un acuerdo para la adquisición del fabricante del modelo híbrido "Karma", de baterías eléctricas recargables.
Fisker despidió al 75 por ciento de sus trabajadores en abril, y tiene dificultades para cumplir sus obligaciones contraídas con el Departamento de Energía de Estados Unidos, que le prestó 193 millones de dólares en 2009, y que le exige ahora que recupere los puestos de trabajo y la capacidad de producción de su planta de Delaware.
Fisker, que fue creada en 2007 por un antiguo director de diseño de Aston Martin, Henrik Fisker, logró atraer más de 1,000 millones de dólares de inversores en el pasado, pero ahora sólo tiene unos 30 millones de dólares en caja, y si no consigue financiación tendrá que declararse definitivamente en quiebra.
Por ahora se desconocen los detalles de la oferta de Wanxiang y la firma de Lutz, de 81 años, pero a ambas les interesa la supervivencia de Fisker.
En especial, el grupo chino adquirió en enero pasado la fabricante estadounidense de baterías de litio para vehículos eléctricos A123 Systems, el principal proveedor de baterías de Fisker, que también estaba en bancarrota, tras doblar una oferta que había hecho por ella la firma estadounidense Johnson Controls.
Esta semana la Justicia estadounidense aprobó el plan de bancarrota de A123 tras la adquisición de Wanxiang, por lo que la compañía cambiará su nombre a B456 Systems.
Wanxiang se hizo hace unos meses con la firma por 257 millones de dólares (190 millones de euros), más del doble de los 125 millones (92 millones de euros) que había ofrecido Johnson Controls, con sede en Milwaukee.
El Comité para Inversiones Extranjeras de Estados Unidos dio antes el visto bueno a la operación, después de que A123, con sede en Waltham (Massachusetts), se declarase en bancarrota en octubre pasado debido a una combinación de problemas técnicos y una demanda de automóviles híbridos menor de lo esperado.
En agosto pasado había conversado ya con Wanxiang para ser rescatada por 465 millones de dólares (344 millones de euros), aunque el acuerdo no salió adelante y optó por la oferta de Johnson Controls, aunque después finalmente aceptó una nueva oferta del grupo chino, más baja pero mayor que la recibida desde Milwaukee.