Las condiciones impuestas, según algunos comentarios previos de sus abogados y que recogen hoy medios locales, eran las siguientes:
- Permanecer en el país y entregar su pasaporte a sus abogados.
- Pedir permiso al juez que lleva su causa para hacer un viaje si duraba más de tres días.
- No contactar a su esposa, Carol, por su posible vinculación con una de las causas abiertas contra Ghosn. El juez sí le ha permitido dos videoconferencias con ella, el 22 y el 24 de noviembre pasado.
- Instalar cámaras de vigilancia a la entrada de su residencia y entregar periódicamente las imágenes al tribunal.
- Sólo podía usar una computadora en las oficinas de sus abogados, pero el historial de comunicaciones por internet debería ponerlo a disposición del juez.
- Disponer de un teléfono sin conexión a internet, provisto por sus abogados, que están obligados a entregar a la Justicia el historial de las llamadas si es requerido.
- No mantener comunicaciones con las partes que pudieran estar involucradas en las causas judiciales abiertas contra él.
- No contactar a directivos de Nissan Motor.
La Fiscalía de Tokio aún no ha informado sobre la posibilidad, muy remota, de que se hayan cambiado estas condiciones, algo que debe decidir el juez.
Tampoco han hecho comentarios las autoridades judiciales ni gubernamentales sobre la supuesta llegada de Ghosn a Beirut, como han informado distintos medios internacionales.
Por su parte, el principal abogado de Ghosn en Japón, Junichiro Hironaka, tampoco ha querido hacer comentarios al respecto.