La compañía presidida por Antonio Brufau afrontó bien una situación internacional marcada por la bajada de los precios del petróleo y la depreciación del euro frente al dólar, así como la interrupción de las operaciones en Libia y el mantenimiento de los márgenes de refino.
El resultado neto ajustado aumentó un 1.5 por ciento, hasta los 532 millones de euros, lo que según la petrolera "refleja la buena marcha de los negocios de la compañía".
Por áreas de negocio, el downstream creció un 27.8 por ciento, hasta los 290 millones de euros; el upstream bajó un 26.9 por ciento, hasta los 255 millones, lastrado por la menor producción en Libia.
La producción de hidrocarburos alcanzó los 342,000 barriles equivalentes de petróleo al día, con cerca de 21,000 de nueva producción, que compensaron parcialmente la pérdida de actividad en Libia y también en Trinidad y Tobago.
A finales de marzo, la petrolera puso en marcha Kinteroni en Perú, uno de los proyectos clave de su Plan Estratégico 2012-2016, que producirá inicialmente cerca de 20,000 barriles equivalentes de petróleo al día. La compañía confía en duplicar esa cifra en 2016.
Además, desde desde febrero hay conectados dos nuevos pozos en Sapinhoa, Brasil, que aportan 15,000 barriles equivalentes de petróleo al día. En 2016, Repsol prevé que sean 45,000.