Galuccio intervino en la reunión anual organizada por el Consejo de las Américas (COA), que tiene lugar hoy en Buenos Aires bajo el lema "Argentina: Perspectivas Económicas y Políticas".
"Necesitamos de muchos chevrones en la Argentina si queremos disminuir la diferencia entre lo que importamos y lo que producimos. Y lo que importamos son divisas y dinero que se van y no dejan nada para el país; lo que necesitamos son más socios", aseguró el presidente de YPF.
Galuccio detalló que la inversión que se llevará a cabo en el gigantesco yacimiento de recursos no convencionales de Vaca Muerta, "posiblemente sea superior a los 10,000 millones de dólares, en la cual se hace 50 y 50, y se desarrollan más de 1,500 pozos".
El presidente de YPF negó que el acuerdo con Chevron vaya a terminar con la soberanía energética argentina.
"Démosle a las compañías que quieren invertir en la Argentina la bienvenida, porque necesitamos mucho más de ellas", dijo.
El presidente de YPF destacó además el potencial del gas natural y de otros recursos energéticos que tiene el país y que están aún sin explotar.
"Hay mucho para hacer con los yacimientos que tenemos", apuntó.
El acuerdo rubricado en julio pasado por Chevron e YPF permitirá el desarrollo en una primera fase en una zona de 20 kilómetros cuadrados en el área Loma La Lata Norte-Loma Campana, dentro de Vaca Muerta.
La primera fase del proyecto implica la perforación de un centenar de pozos, donde ya trabajan quince equipos de perforación y se extraen unos 10,000 barriles equivalentes de petróleo diarios.
El desarrollo total del área Loma La Lata Norte-Loma Campana, de 395 kilómetros cuadrados, requerirá la perforación de unos 1,500 pozos adicionales para alcanzar, en 2017, una producción diaria de 50,000 barriles de petróleo y 3 millones de metros cúbicos de gas natural asociado.
La superficie total de Vaca Muerta es de alrededor de 30,000 kilómetros cuadrados, de los cuales YPF tiene derechos sobre unos 12,000 kilómetros cuadrados.
YPF está bajo control del Estado argentino desde mayo de 2012, tras la expropiación del 51 por ciento de las acciones a la española Repsol, que mantiene en la petrolera argentina una participación del 12 por ciento.