El retroceso fue pujado por la venta de algunos activos de la petrolera, así como por las paradas efectuadas por mantenimiento y por las caídas en la producción de los campos terrestres y postsal, según el primer informe trimestral de producción realizado por Petrobras y divulgado este viernes.
Si bien en el segundo trimestre del año la obtención de petróleo y gas natural superó en 3.7 por ciento a la del período comprendido entre enero y marzo, el resultado no alcanzó para superar la producción de Petrobras en la primera mitad de 2018.
La producción de petróleo y gas natural de la mayor compañía de Brasil pasó de 2,670 millones de barriles equivalentes por día en los primeros seis meses del año pasado a 2,586 millones de barriles equivalentes por día en 2019.
El mayor retroceso se dio en la producción de petróleo, que bajó un 3 por ciento en el primer semestre del año en la comparación con el mismo período de 2018, al caer de 2,074 a 2,012 millones de barriles equivalentes por día.
La caída, en cambio, fue más leve para la producción de gas natural, que bajó un 0.7 por ciento al pasar de 498 millones de metros cúbicos diarios en 2018 a 495 millones de metros cúbicos diarios en 2019, en el comparativo interanual para el primer semestre.
La producción de petróleo y gas durante la primera mitad del año cayó en los campos terrestres, los de aguas rasas y los de postsal, que se encuentran en aguas ultra profundas, en el comparativo interanual.
El único efecto positivo se dio en los ricos yacimientos del presal, cuya producción aumentó un 12.7 por ciento en el primer semestre del año, en comparación con el mismo período de 2018.
Con los resultados obtenidos en la primera mitad del año, Petrobras se vio obligada a cambiar su meta de producción para 2019, que pasó de 2,800 a 2,700 millones de barriles de petróleo equivalente por día, con un 2.5 por ciento de margen hacia arriba o hacia abajo.
La reducción en la producción de la estatal petrolera durante el primer semestre del año estuvo pujada principalmente por las ventas de activos, enmarcadas en el plan de desinversiones iniciado por Petrobras hace cuatro años, así como por la política de optimización del portafolio que entró en marcha con la llegada a la Presidencia del ultraderechista Jair Bolsonaro.
La actual dirección de la petrolera brasileña ha dejado claro que su prioridad es la explotación en aguas profundas, principalmente en los yacimientos de las aguas profundas del presal, por lo que varios de sus activos en aguas rasas entraron en la lista de posibles ventas.
La más reciente negociación, anunciada por Petrobras el miércoles, fue la de tres áreas en aguas rasas en el océano Atlántico, donde la estatal petrolera vendió por más de 15,000 millones de dólares sus activos y los derechos para explotar petróleo y gas.
Los bloques, ubicados en las cuencas marinas de Campos y Santos, frente al litoral sureste de Brasil, fueron adquiridos por Trident Energy, una multinacional petrolera financiada por el fondo estadounidense Warburg Pincus y por la australiana Karoon.
El martes, la compañía también anunció la venta por 8,562 millones de reales (unos 2,270 millones de dólares) del 30 por ciento de las acciones que poseía en la BR Distribuidora, una de sus principales subsidiarias y de la que ahora ha perdido el control, ya que redujo su participación en la misma al 41.25 por ciento.
Asimismo, el pasado junio acordó la venta por 33,500 millones de reales (unos 8,700 millones de dólares) a un consorcio liderado por la francesa Engie de una participación del 90 por ciento en la Transportadora Asociada de Gas (TAG), otra de sus subsidiarias.
Petrobras calcula que este año venderá activos por un valor de entre 30,000 y 40,000 millones de dólares, dos veces lo previsto en su actual plan de desinversiones.