La semana pasada, Petroplus anunció que no había conseguido ponerse de acuerdo con sus acreedores para obtener nuevas líneas de crédito que le permitiesen mantener en funcionamiento las cinco refinerías con las que contaba en Europa, y se declaró insolvente.
La decisión sobre la refinería suiza era la de esperar, dado que la semana pasada la justicia ya había asumido el control de la filial del grupo en la Confederación Helvética.
Por ahora, la refinería, parada desde mediados de enero, no se pondrá en marcha de nuevo, sino que se mantendrán ciertas actividades de mantenimiento que evitarán daños a la maquinaria y permitirán seguir pagando lo salarios de los trabajadores.
Las obligaciones de la compañía -para las que no encontró quien le financiara- se elevan a 1,620 millones de francos (1,342 millones de euros).
El pasado diciembre las 12 entidades acreedoras de Petroplus le denegaron un crédito de 1,000 millones de dólares, lo que provocó la falta de liquidez de la empresa y su quiebra la semana pasada.
Hasta que empezó con estos problemas, Petroplus era la mayor empresa de refino de petróleo independiente en Europa, con una capacidad de producción de 667,000 barriles diarios en sus cinco plantas, y 2,575 empleados.
De origen holandés, la sede de la compañía está en la localidad suiza de Zoug, cotiza en la Bolsa de Valores de Zúrich y se rige por la legislación helvética.