En la presentación en Londres de un informe sobre este asunto, la directora ejecutiva del organismo, Maria van der Hoeven, advirtió de la importancia de implicar a las comunidades y de respetar el medio ambiente para culminar la "edad de oro" que vive este gas.
Si no se toman medidas, como "abordar adecuadamente su impacto social y medioambiental", la presión ciudadana puede "detener la revolución" que supone esta fuente de energía antes de que se materialice, avisó.
El gas no convencional, descubierto en Estados Unidos en la década de los noventa, es un tipo de gas similar al natural pero cuya extracción es más dificultosa y costosa por el tipo de terreno donde se acumula.
Existen varios tipos, pero el más conocido es el de esquisto, que se encuentra depositado entre las capas de esa roca sedimentaria.
La extracción de este gas está en auge, con Estados Unidos y China a la cabeza, y se percibe que, para 2035, puede ser un sustituto del carbón en la combinación de energías que actualmente mueven el planeta.
Sin embargo, según la AIE, para que el potencial de este gas pueda alcanzarse los gobiernos y las empresas del sector deben poner en práctica "siete reglas de oro" recomendadas por el organismo, que asegurarán el apoyo de la sociedad.
Hay que actuar con transparencia y hacer participar a las comunidades de los beneficios de la explotación de ese gas; se deben elegir con cuidado los lugares donde se perfora y hay que proteger y aislar bien los pozos para evitar escapes, señaló el economista jefe de la AIE, Fatih Birol.
Además, hay que evitar la contaminación del agua -con los químicos que se utilizan para fragmentar la roca donde se acumula el gas- y hay que eliminar los procesos de quema y venteo, para reducir las emisiones nocivas al medio ambiente.
Por último, hay que planear estrategias a gran escala y actuar siempre con respeto al entorno, señaló el experto.
El coste de aplicar estas normas y de invertir en la tecnología adecuada es de un 7 por ciento adicional, un porcentaje que, según Birol, no es significativo para las grandes empresas del sector.
"Si se aplican estas normas, la industria obtendrá una 'licencia social' para operar y eso puede conducir a la Edad del Oro del gas", afirmó el economista.
Con base en estas normas, la AIE -creada en 1974 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para coordinar la política energética de sus países miembros- estima que para 2035 la demanda de gas habrá crecido un 55 por ciento en el mundo, de la cual dos tercios corresponderá a gases no convencionales.
Aunque el gas no convencional puede contribuir a reducir las emisiones tóxicas a la atmósfera al sustituir al carbón -siempre que se cumplan "las reglas de oro"-, "no es por sí mismo suficiente para alcanzar el objetivo internacional de mantener el calentamiento del planeta por debajo de los dos grados centígrados", reconoció Birol.
Por ello, subrayó el experto, los gobiernos deben continuar invirtiendo en fuentes de energía renovables para equilibrar la oferta de combustible y garantizar una seguridad energética sostenible.