Aunque han pasado seis años de que se hundió la plataforma petrolera Deepwater Horizon, provocando el más importante vertido de crudo al océano en la historia, no había pruebas de que este derrame hubiese afectado a los animales de la costa.
Sin embargo, científicos de la Universidad de Louisiana demostraron que los gorriones costeros (Ammodramus maritimus) que viven en los pantanos de esa región contienen petróleo en sus plumas y en su tubo digestivo.
“Nuestros resultados muestran que el petróleo del derrame no sólo afecta a los organismos marinos, sino que también lo hizo en la cadena trófica terrestre”, dice Andrea Bonisoli-Alquati, de la Universidad de Louisiana.
“Las bandas marinas y terrestres de alimentos son a menudo considerados como compartimentos separados, pero las especies que viven en el límite entre los dos, como el gorrión costero, desdibujan la línea”, sostiene la investigadora.
El gorrión une a las redes de alimentación y ello permite la vinculación de los contaminantes a través de entornos y comunidades biológicas, explican los investigadores en un artículo publicado en la revista Environmental Research Letters.
Para realizar el estudio, Bonisoli-Alquati y sus colegas midieron concentraciones de radiocarbono -el isótopo 14C- y el estable 13C en las plumas y el contenido del tubo digestivo de 10 gorriones costeros, cinco de un sitio contaminado y un número igual de un lugar limpio.
Debido a que el radiocarbono se descompone con una vida media de cinco mil 730 años, está ausente en el carbono fósil como el petróleo. Además el crudo también contiene típicamente menos de 13C que el plancton en la superficie del océano abierto.
Las aves de la zona contaminada contenían menos concentración de 14C y 13C, que los gorriones del sitio limpio, lo que indica que ingirieron carbono a partir de petróleo.
Los gorriones costeros se alimentan de una gran variedad de presas, incluyendo invertebrados terrestres y marinos, pero además estas aves sirven de alimento a otras especies animales terrestres.
“Los contaminantes en el medio ambiente rara vez permanecen confinadas en el entorno en el que se aparecieron por primera vez”, afirma Bonisoli-Alquati y agrega que éstos tienden a cruzar las barreras y contaminar ecosistemas que se consideran como a salvo de sus efectos.