La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) realiza ese cálculo bajo la premisa de que la economía mundial crezca el año que viene un 3.2 por ciento, en la misma línea que en 2019, y de que no haya un empeoramiento de conflictos comerciales, como el de Estados Unidos con China.
En su estimación de la evolución económica para 2020, la OPEP señala como factores de riesgo, el alto nivel de endeudamiento de algunos países, las consecuencias de la salida del Reino Unido de la Unión Europea o la caída de la actividad industrial.
Con todo, estima que la demanda llegará a los 101.01 millones de barriles diarios de media, con las economías asiáticas tirando del crecimiento.
Aunque el consumo chino crecerá menos que en 2019, el país absorberá un 13 por ciento de todo el crudo que se extraiga, apenas por debajo del nivel de la demanda europea.
Destaca también el fuerte aumento de la demanda en India, un 3.54 por ciento.
Europa, por su parte, necesitará en 2020 menos petróleo que este año, con una caída del consumo que la OPEP calcula en el 0.21 por ciento y que sigue la tendencia de los últimos años.
El informe explica esa evolución en el bajo crecimiento económico que se espera en los países ricos de Europa, especialmente por la inestabilidad en Italia y la caída de demanda de exportaciones alemanas.
Además, menciona que los programas de sustitución de combustibles y una mejora de su eficiencia influyen también en ese menor consumo.
América Latina, por su parte, consumirá en 2020 un 1.3 por ciento más de petróleo que en el presenta año, especialmente en el sector del transporte y de la industria.
Brasil, Ecuador, Argentina y Venezuela son los países en los que más aumentará el consumo.
En relación al suministro, se destaca que la OPEP pierde cuota de mercado y que en 2020 su oferta petrolera cubrirá el 29 por ciento de la demanda mundial, en comparación con el 30 por ciento de este año.
Al respecto, la OPEP recuerda que la semana pasada acordó, junto a varios grandes productores más, como Rusia, prolongar hasta marzo de 2020 una reducción voluntaria de la producción ante "las incertidumbres que afectan al mercado global del petróleo" y para evitar un exceso de oferta que empuje los precios a la baja.
En ese sentido, en el informe se recoge que el petróleo almacenado por los países más desarrollados, un indicador del equilibrio entre demanda y oferta que influye en el precio del crudo, creció un 1.4 por ciento y equivale a 60.5 días de consumo, uno menos que la media de los últimos cinco años.
Frente a esa reducción de la oferta de la OPEP, Estados Unidos aumentará previsiblemente en 2020 sus extracciones un 9 por ciento y bombeará 20.26 mbd, apenas un millón de barriles menos de los que extraen actualmente juntos Rusia y Arabia Saudí, segundo y tercer mayor productor del mundo respectivamente.
Los barriles adicionales que pondrá en circulación Estados Unidos provendrán prácticamente en su totalidad del petróleo de esquisto.
Gracias al auge de esas extracciones, la cantidad de crudo que Estados Unidos importa de otros países cayó un 11 por ciento en la primera mitad de 2019, respecto al mismo periodo del año anterior.
El informe señala una nueva caída del bombeo en Venezuela, que el pasado mes de junio extrajo 734,000 barriles de crudo diarios, un 2.13 por ciento menos que en mayo.
De esa forma, continúa la caída de la producción venezolana, afectada por la crisis política y económica interna, y por las sanciones de Estados Unidos.
El embargo petrolero estadounidense está también detrás de la nueva reducción de la producción de Irán, que retrocedió 6 por ciento en junio, y es ya un 30 por ciento más baja que cuando Estados Unidos prohibió las compras de crudo iraní el pasado noviembre.
Tanto Venezuela como Irán, así como Libia, están exentas de participar en la política de recortes de producción de la OPEP y sus aliados.