La temperatura incluso podría subir en 6.4 grados, según el cuarto y último informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de expertos en Cambio Climático (IPCC) de la ONU publicado en 2007, que advierte del peligro que supondría cualquier calentamiento por encima de los dos grados.
El proceso de calentamiento de la Tierra es lento y se remonta al siglo XIX.
Desde la Revolución Industrial se ha producido un aumento aproximado de un 25 por ciento en la concentración atmosférica de Dióxido de Carbono (CO2), un 19 por ciento de óxidos nitrosos, un 100 por ciento de metano y más de un 200 por ciento de Clorofluorocarbonos (CFC), causantes del llamado "efecto invernadero".
Desde entonces, la temperatura media se ha elevado 0.8 grados centígrados sobre los niveles preindustriales y los expertos advierten de que si suben las temperaturas globales por encima de la variabilidad natural del clima será imposible detener y evitar consecuencias en ocasiones catastróficas y sobre todo desconocidas.
El cuarto informe del IPCC, presentado en Valencia (España) en noviembre de 2007, afirma que el cambio climático es un fenómeno "inequívoco" y que algunos de sus efectos son ya irreversibles.
El IPCC cita como ejemplos el aumento de las muertes durante las olas de calor, la extensión de las enfermedades tropicales, las amenazas a los hábitats indígenas y el riesgo creciente de incendios forestales, así como la desaparición de muchos sistemas biológicos.
El informe destaca zonas y ecosistemas vulnerables, como los arrecifes de coral, los polos, la tundra, los bosques boreales y las regiones del sur de Europa, entre ellas España, país para el que las predicciones auguran para 2020 más olas de calor, incendios y una reducción considerable de los recursos hídricos.
De este fenómeno, "inequívoco" según el IPCC, es responsable la actividad humana, y serán más vulnerables las naciones en desarrollo, que sufrirán sus efectos de forma más desproporcionada.
En esos países se intensificarán los ciclones tropicales, los daños causados por los vientos, las lluvias torrenciales y las inundaciones, según el informe del IPCC.
Se agravará la actual escasez de agua en muchas regiones del sudeste asiático y África, y aumentará la propagación de diversas enfermedades como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla y el cólera, especialmente en Asia, África y América Latina.
Algunos países de Latinoamérica sufrirán una mayor pérdida de producción agrícola por el cambio climático, al tiempo que otros verán incrementar sus cosechas.
En Oceanía, varias poblaciones costeras estarán en peligro por la subida del nivel del mar y las fuertes tormentas; sin embargo, si la temperatura no sube más de dos grados, algunas zonas del sur de Australia y Nueva Zelanda se beneficiarán por la disminución de las heladas, se alargarán las estaciones agrícolas y disminuirá la demanda energética.
Especialmente vulnerables serán las pequeñas islas a las que el IPCC dedica un capítulo aparte. En ellas, la subida del nivel del mar pondrá en peligro los recursos naturales, así como las infraestructuras para la supervivencia de las comunidades isleñas y sus atractivos turísticos.
El IPCC recomienda que en 2020 las emisiones se reduzcan entre un 25 y un 40 por ciento respecto a 1990 para evitar que las temperaturas suban más de 2 grados, lo que podría tener consecuencias catastróficas para el planeta.