No defraudó. Y, tras confirmar matemáticamente la consecución de su tercer título mundial seguido de Fórmula Uno en el sprint del sábado, volvió a brillar en la noche de Lusail para ponerle la guinda a un fin de semana histórico al anotarse asimismo el Gran Premio de Qatar, el decimoséptimo de los 22 del campeonato.
Verstappen, de 29 años, que el viernes había firmado su trigésima 'pole' en la F1, la décima de la temporada, demostró que no hace concesiones. Después de resolver por la vía rápida (se proclamó campeón antes incluso de que acabase el sprint, justo en el momento en el que su compañero, el mexicano Sergio Pérez, abandonaba, accidentado la prueba reducida), 'Mad Max' no se dejó llevar por la euforia y el domingo elevó a 14 su número de victorias en lo que va de año, situándose a sólo una de su propio récord histórico de triunfos en un mismo curso.
El sábado, el precoz e insaciable campeón neerlandés, entró en el selecto club de tricampeones mundiales. Ya está al mismo nivel que el australiano Jack Brabham, el escocés Jackie Stewart, el austriaco Niki Lauda y los brasileños Nelson Piquet y Ayrton Senna.
Por delante ya sólo tiene al francés Alain Prost y al alemán Sebastian Vettel, tetracampeones; al argentino Juan Manuel Fangio, que ganó cinco Mundiales en los años 50; y al alemán Michael Schumacher y al inglés Lewis Hamilton, que comparten la plusmarca de siete títulos.
Su victoria del domingo fue la cuadragésima novena, por lo que tiene a tiro de dos la cuarta marca de triunfos en F1 de todos los tiempos: en poder de Prost, que hizo sonar 51 veces la Marsellesa.
"Por supuesto que quiero ganar todo lo que pueda. Dependerá de lo que pase en las próximas carreras. Pero, ahora mismo, lo que quiero es disfrutar de este momento. Estoy muy orgulloso y feliz", explicaba a Efe Verstappen en la rueda de prensa del sábado en Lusail, posterior a su coronación. "Soy joven aún, pero ya he ganado mucho más de lo que esperaba. He logrado ya muchísimo más de lo que me hubiera podido imaginar. Así que todo es perfecto en este momento para mí", añadía.
Pues tan sólo unas horas más tarde y, presumiblemente después de correrse una buena juerga, el nuevo ídolo deportivo de los Países Bajos prosiguió su trayectoria en la senda de la perfección. Y si mantiene su estratosférica racha de éxitos, este mismo año podría igualar, o incluso superar -si gana las cinco carreras que quedan-, la tercera marca histórica de Vettel; que festejó 53 triunfos en la categoría reina.
Mucho más lejos le quedarían los 91 que logró el 'Kaiser'; y el récord absoluto de Sir Lewis, al que destronó hace dos años -en la última vuelta de la última carrera, en Abu Dabi- y que hizo sonar en 103 ocasiones el 'God Save The Queen' en los principales circuitos del orbe. Pero, teniendo en cuenta su descomunal talento; que su contrato dura hasta 2028; y que los coches que diseña para la escudería austriaca el genial ingeniero inglés Adrian Newey son casi invencibles, no hay que descartar absolutamente nada.
Verstappen ganó en Lusail por delante de los emergentes McLaren. El australiano Oscar Piastri, el mejor debutante en mucho tiempo, que venía de lograr su primer podio en la F1 en Japón, subió un peldaño y acabó segundo la carrera nocturna del domingo, por delante de su compañero inglés Lando Norris.
En una carrera que no disputó Carlos Sainz -el primer compañero en la F1 de 'Mad Max', cuando ambos debutaron, en 2015, con Toro Rosso (actual Alpha Tauri)-, "a causa de un problema en el sistema de combustible" de su Ferrari; y que acabó sexto el otro español, el doble campeón mundial asturiano Fernando Alonso (Aston Martin), en una segunda juventud a los 42 años y que, con siete podios en lo que va de año -105 en total-, es cuarto en el Mundial. A once puntos de Hamilton.
Alonso explicó a EFE en Lusail que se marcha de Qatar "contento" porque el AMR23 fue más competitivo de lo que esperaban, pero "con un sabor agridulce" por su salida de pista en la trigésima tercera de las 57 vueltas que se dieron a la pista qatarí. En una carrera durísima, por el calor y, sobre todo, por la en esta ocasión muy elevada humedad; en la que, por seguridad, no se permitió rodar durante más de 18 vueltas con cada neumático. Lo que provocó más tensión, con un trepidante baile de paradas en boxes que abrían el abanico de las estrategias.
Al mexicano Sergio Pérez (Red Bull), que ha contribuido a que ya en Japón Red Bull festejase la revalida del título mundial de constructores, le pasó de todo -y casi nada bueno- durante un fin de semana que se le complicó aún más el domingo, cuando fue sancionado tres veces con cinco segundos de penalización, por rebasar los límites de pista (que asimismo fueron modificados el sábado, después de que Pirelli, el suministrador único de neumáticos, comprobase que durante el único entrenamiento libre del viernes, las gomas se desgastaban en exceso).
'Checo' admitió que la carrera fue "muy dura, desde el punto de vista físico" y declaró asimismo a Efe que sigue teniendo el subcampeonato como "objetivo absoluto" de aquí a final de temporada.
Su compañero Verstappen gozará de unas cuantas jornadas para festejar, ahora sí, todo lo que quiera; antes de que la F1 afronte sus últimas cinco carreras, en las que el súper-depredador neerlandés podría seguir sumando y engrosando récords.
Para empezar, un 'programa triple' que arranca en Austin (Texas), con el Gran Premio de Estados Unidos, el próximo día 22. El de México se disputará un fin de semana después en el capitalino Autódromo de los Hermanos Rodríguez; y el de Brasil, el primero de noviembre, en el paulista circuito de Interlagos.
La debutante Las Vegas, de nuevo en Estados Unidos, albergará la penúltima prueba de la temporada, una semana antes de que el Mundial se cierre, como viene siendo costumbre, el 26 de noviembre, con el Gran Premio de Abu Dabi.
Adrián R. Huber