Un grupo de amigos de asociaciones como “Unión” y “Chihuahua Oldies”, participaron en la sesión fotográfica de un restaurante, pero luego de desayunar decidieron compartir la postal ofrecida por estos carros, que incluso han sido imágenes oficiales para la Dirección de Turismo de gobierno del estado.
“El sentido de coleccionar estos vehículos es disfrutarlos y que los disfrute la gente, aunque es difícil porque cuando los sacamos la gente no comprende el valor y que es un vehículo ajeno, se suben y los dañan. Ojalá tuviéramos la cultura de saber respetarlos”, externó el aficionado Héctor Sevilla Aguilar.
Compartió que él empezó como coleccionista desde 1977, al descubrirlo como vocación y desde entonces se ha reunido con amigos que comparten la afición, por lo que en esta ocasión fueron elegidos modelos de la década de los 50 y anteriores.
“Ser clásico es algo muy categórico, muy exacto. No cualquiera es. No por cumplir determinados años lo es, un Sentra en 50 años no va a ser un clásico. Es como en el futbol soccer, el único clásico es el América-Chivas, por más que hablen de otros”, puntualizó.
En ese sentido, aludió al Chrysler 1956, color blanco, con llantas de cara blanca, asiento de posiciones eléctricas, transmisión de posición de botones, dirección hidráulica, toca discos, vidrios posteriores movibles, motor 354 Hemi V8 y que aún alcanza los 140 kilómetros por hora.
“Un día me enseñaron fotos de unos automóviles por si me interesaba comprarlos, los fui a ver y me gustó una limosina, pero junto estaba el Chrysler y los compré juntos, aunque reconozco que al principio no sabía ni qué había comprado, hasta que batallé para conseguir las piezas y fue cuando descubrí que sólo se habían hecho 1,543 carros de esta versión y 10,000 del modelo. Es el más fino y que pudiera acercarse a ser un clásico”, describió.
Sin embargo, la categoría es muy difícil de alcanzar, dijo, aunque no rueden frecuentemente sino que están guardados, mientras que en el mundo hay vehículos valuados en 8 millones de dólares, prototipos con dos carros solamente y piezas únicas.
“Yo siempre resaltó que en el tiempo de los 50´s, los ricos no andaban en Chevrolet ni Ford, andaban en Buick, Cadillac o Chrysler, que fueron los que se llevaron los conocedores. Los que tenemos aquí son los que nos dejaron y nosotros los restauramos y nos gusta que la gente los disfrute”, expresó.
Héctor Sevilla Aguilar, en esta ocasión compartió un Ford "A" de 1928, un Ford ´36 y el Chrysler ´56, pero además dispone de una limosina, un Mustang ´70 y una pick up Ford ´47 para una colección de nueve de los que asegura “ninguno es mi favorito”.
“Cada uno tiene su historia, el Ford 36 lo vi en la fotografía de una nota periodística sobre la necesidad de retirar vehículos viejos de las calles, el dueño era alemán y terminó regalándomelo, lo restauré y actualmente costará 35,000 dólares”, relató.