Ese coche "representa el éxito de Matra y del que fue su director general, Jean-Luc Lagardère, que dijo Vamos a ser campeones del mundo de resistencia. Y lo logró. Ganó las 24h en 1972, 1973 y 1974. El Matra que subastamos es el que ganó la primera vez", explica a EFE el director automovilístico de Artcurial, Matthieu Lamoure.
Desde 1972, ese vehículo ha pertenecido siempre al fabricante Matra -que lo ha tenido expuesto en el museo de la marca-, lo que según Lamoure "influye en su precio".
El coche está equipado con un motor V12 Matra, que el propio Lagardère quiso que emitiera un sonido que imitara, en palabras de Lamoure, "una sinfonía, un sonido, una música única en el mundo".
Entre los potenciales interesados hay, según Lamoure, "coleccionistas que tienen diferentes intereses. Algunos quieren ser dueños de todos los coches que han ganado las 24 Horas de Le Mans y a otros simplemente les apasiona la marca".
El Matra está en perfecto estado y "si el comprador quiere, podrá utilizarlo en las grandes carreras. Se lo entregaremos con la misma configuración con la que corrió en Le Mans en 1972", comenta el representante de Artcurial.
No es la primera vez que un coche con este palmarés sale a subasta: en 2018 un Ford GT40 que quedó tercero en las 24h de Le Mans de 1966 rondó en México los 10 millones de euros, y en 2014 un Porsche 956 que ganó la misma prueba francesa en 1982 se adquirió en París por 2 millones.
Esta última subasta se celebrará con un público limitado, respetando las medidas sanitarias impuestas por el gobierno francés debido a la Covid-19, y también podrá seguirse por internet y por teléfono.
"La pandemia nos impide hacer las subastas con mucha gente y bastantes coleccionistas no pueden viajar hasta aquí", explica el director automovilístico de Artcurial.
La situación sanitaria les ha obligado a cambiar su modus operandi: "Tenemos que dar a los compradores una descripción de las condiciones del vehículo muy exacta. En ocasiones, incluso hablamos por teléfono con ellos para hacerles ver los coches como si estuvieran aquí".
Sin embargo, Lamoure no cree que el sector se haya resentido económicamente: "Creo que la pandemia ha incrementado el apetito de los compradores y coleccionistas. Como no pueden hacer rallys ni carreras, quieren al menos sentir el placer de comprar el objeto que les apasiona".