Los datos en los prospectos de los modelos son comparables. El volumen de una cajuela se conoce a través de un procedimiento de medición estandarizado que se basa en las normas DIN e ISO.
Los métodos de medición parecen objetivos, pero el club del automóvil ADAC, el más grande de Europa, asegura que no siempre es válido. Su método deja a un lado los espacios no utilizables para poner bultos, como los dobles suelos o los huecos laterales. El volumen no se agrega al espacio principal de carga, por lo que el conductor conoce el espacio real de que dispone.
Las normas no especifican si está permitido que se agregue al volumen el espacio para la rueda de repuesto en el caso de los coches que disponen de un set de reparación de neumáticos. Eso hace que los fabricantes tengan margen para ampliar los datos.
Otra laguna que aprovechan los fabricantes para "inflar" los volúmenes es que la norma estipula que la altura estará limitada al apoyacabezas de los asientos traseros, que en muchos modelos se pueden inclinar, lo que ofrece un truco para aumentar la capacidad. ADAC prefiere una medida más objetiva: el límite inferior de la ventanilla.
A menudo los fabricantes dan valores máximo que aunque están de acuerdo con la normativa luego a la hora de cargar el maletero sólo son reales si viajan menos pasajeros y permiten reclinar un asiento trasero o todo el banco.
A menudo se indica el volumen hasta el techo, pero en esos casos es necesario una red para que en caso de accidente ningún objeto suelto golpee a los pasajeros que van en el interior. Además, si la carga ocupa todo lo alto del coche, el piloto no puede ver por el espejo interior.
Los datos medidos en litros siempre pueden engañar, por lo que se recomienda a quienes den mucha importancia al volumen a la hora de comprar un vehículo que se fijen en cómo se distribuye ese volumen, mirando por ejemplo lo alta que es la cajuela. Los modelos sedán tienen mucho volumen porque son profundos y anchos, pero puede que no entre una silla de niño.
Una mejor idea del espacio útil se puede hacer uno con la medición de los cubículos que dan altura, anchura y profundidad útiles máximas, pero no siempre aparecen en los prospectos.
Lo poco que expresan los datos de volumen respecto a la utilidad práctica lo demuestra por ejemplo la cajuela del Volkswagen Golf VII. La firma da un volumen de carga mínimo de 380 litros, pero el ADAC lo contabiliza en 305. La diferencia se explica en que el club del automóvil no cuenta el hoyo para la rueda de recambio y el espacio debajo del suelo.
El doble suelo del Golf es, sin embargo, muy práctico ya que se puede ajustar a la altura del borde de carga, lo que facilita meter y sacar objetos pesados.
Antes de comprar se aconseja observar con lupa la cajuela. El tamaño de la propia puerta debe ser comparado con las necesidades, ya que a menudo el volumen es grande, pero la puerta es demasiado pequeña como para introducir objetos que abultan mucho.
Quien prefiera un coche pequeño a un sedán con mayor espacio siempre puede recurrir a llevar equipaje en el techo, que aunque le hará consumir unos litros más de combustible resulta mucho más económico que uno más grande. Al fin y al cabo el vehículo sólo se carga completamente una vez al año, para las vacaciones.