Este dato, al que ha tenido acceso Efe, ha sido difundido por Faconauto, la patronal de concesionarios de automóviles, citando como fuente la consultora MSI, en víspera de la celebración de la asamblea anual de este colectivo de profesionales.
La previsión se sustenta en movimientos de este negocio con magnitudes que ahondan en la crisis que se prolonga desde 2008, y que, en el último ejercicio, han acentuado su intensidad.
De este modo, si en 2007, la media anual de venta de cada concesionarios era de 375 vehículos, al cierre del último ejercicio se redujo a 182, lo que supone en términos relativos un desplome del 51.4 por ciento
Que el año pasado ha sido el más duro para los concesionarios, colectivo conformado en un 90 por ciento por pymes, se corrobora con el dato de que en 2010 la media anual de ventas fue de 251 coches y un año después eran 69 menos, es decir un 27.5 por ciento de retroceso en sólo un año.
Sobre este asunto, el presidente de Faconauto, Antonio Romero-Haupold, dijo a Efe que una buena rentabilidad asegurada de un concesionario estándar estaría en el entorno de los 750-800 vehículos vendidos por año.
Otro aspecto sobre el que los concesionarios no ocultan su preocupación es la evolución del tráfico de visitantes por concesionario, que en los últimos año ha evolucionado de la media de 18.2 en 2007 a 4.5 en 2011.
La caída ha sido acentuada en el último periodo anual con un retroceso en este apartado del 53.3 pro ciento, ya que en 2010 esa media era de 9.6 visitantes.
Romero-Haupold ya ha anunciado que en los quince primeros días de febrero el tráfico de visitas por los concesionarios está en mínimos históricos y eso va a tener su traducción en las matriculaciones de los tres o cuatro próximos meses.
La facturación de los concesionarios llegó al tope de 8,818 millones de euros en 2007, antes del inicio de la crisis, y en 2011 se redujo a 4,579 millones, lo que supone que en el plazo de cinco ejercicios la cifra de negocio de esta actividad se ha desplomado un 48.1 por ciento.
Aquí, la evolución en el último tramo interanual ha sido más suave (-6.4 por ciento), pues el grueso de los retrocesos se dio en los primeros años de la crisis, e incluso se llegó a un mínimo de 3,947 millones en el año 2009, con un repunte en 2010 por el efecto de incremento de ventas al amparo de las ayudas del Plan 2000E.
La caída de la facturación ha tenido un impacto progresivo en el empleo de estas empresas, pues, de los 180,202 trabajadores censados en 2007, se ha pasado a 139,784 a 30 de septiembre del año pasado, lo que supone 40,000 puestos de trabajo perdidos por la crisis económica y del sector.
Sobre este punto, Romero-Haupold deja poco margen y adelanta que la factura de la crisis para los concesionarios será, en materia de empleo, de 50,000 puestos de trabajo, "una cifra casi similar a la que supondría el cierre de todas las fábricas de coches instaladas en España", cuya plantilla global al finalizar 2010 era de 63,200 personas.
Como fórmula para amortiguar los efectos de la crisis, los concesionarios han aplicado una agresiva política de promociones, cuyo valor medio por coche al cierre de 2011 se elevaba a 2,834 euros, cuando antes de la crisis, en 2007, era de 1,844, es decir casi mil euros más.
El año pasado, el efecto de estas promociones rebajaba los precios medios de los coches de 23,652 euros a una tarifa en efectivo de 20,818.
La política de promociones, para Romero-Haupold, es uno de los efectos de que no haya todavía una Ley de Distribución que regule las actividades comerciales del sector automovilístico.
El presidente de Faconauto asegura que "estas promociones son financiaciones encubiertas de los fabricantes y su montante medio está por encima de lo que dejamos de pagar por cada empleado perdido en la crisis".