Ya no más. Desde que las automotrices, cada vez con más frecuencia, apuestan por navegadores con su propia conexión de datos, el update online es una tendencia al alza.
"Para 2018, más del 60 por ciento de los vehículos en Europa y Estados Unidos estará conectado por telefonía móvil", pronostica Jörn Ebberg, de la firma proveedora de componentes Bosch. Por ello ya existe una amplia base de las llamadas "updates over the air" (OTA) o actualizaciones por el aire.
El pionero es BMW, que en lugar de acudir al taller o recurrir a la computadora, dispone de un sistema que actualiza el software de forma periódica cuando hay conexión a Internet, según explica Elmar Frickenstein, director de desarrollo electrónico de la firma alemana, que no está sola. También el nuevo Volvo XC90 contará con un navegador que se irá actualizando por sí mismo.
La navegación, sin embargo, es sólo el principio, asegura Frickenstein. "Ahora comenzamos con los datos de los mapas electrónicos, pero lo iremos ampliando", afirma. De momento, la transmisión de datos se limita a los cruces y los carriles, pero en el futuro se podrán instalar también sistemas de asistencia, funciones de "infotainment", para el asistente de aparcamiento o para los faros inteligentes y Apps adicionales para el "connect-system". Un clic bastará para mantener actualizado el software del vehículo.
Con esta tecnología, la industria del motor quiere mantener el paso con los ciclos de desarrollo mucho más cortos de la industria electrónica, pues no sólo los sistemas de navegación integrados siguen con retraso las soluciones móviles, sino que también el "infotainment" queda rezagado con los rápidos cambios de generación de Apple y compañía.
"Cuando decididimos hace cuatro años equipar todos los vehículos con una tarjera SIM, pusimos la base para numerosas funcionalidades nuevas", dice Frickenstein. "Sólo así entran y salen datos del vehículo de forma sensata", añadió.
Sin embargo, el avance tiene también sus riesgos. "En medio de tantas posibilidades fascinantes, debemos prestar atención a la máxima seguridad en la transferencia de datos y proteger la tecnología del abuso y de los ataques desde fuera", afirma Frickenstein. BMW está ya sobre aviso, ya que este año el club del automóvil alemán ADAC descubrió que más de dos millones de vehículos de la marca habían quedado expuestos por un agujero de seguridad en el sistema ConnectedDrive a través de telefonía móvil.
El club exige por ello proteger la electrónica en el auto contra manipulaciones y accesos ilegales. "Esa protección debe seguir los estándares, como en otros sectores económicos", afirma el portavoz e prensa de ADAC, Christian Buric.
El tema de la seguridad también preocupa a proveedores como Bosch o Continental, que ya han comenzado con sus proyectos OTA. "Para lograr la aceptación de un software OTA tanto por parte de un fabricante como de un conductor se necesita una solución que combine la funcionalidad eficiente de las actualizaciones y la mayor seguridad de los datos", dice Bianka Ansberger, que trabaja en Escrypt, filial de Bosch.
La firma especializada en soluciones de seguridad para la indusria del motor ya presentó una solución de actualización de software segura con la que se quiere que los "updates" sean más eficientes y que al mismo tiempo generen menos costes y esfuerzo a fabricantes y usuario final.
Pero no debe ser sólo seguro, sino rápido. Por ello, Continental presentó un proyecto llamado "Super-Pipe", en el que se juntan todos los canales de datos disponibles en los teléfonos móviles que hay dentro del vehículo para una transmisión más rápida.
Por medio de este sistema, el fabricante puede determinar prioridades a través del router en el auto, explica la portavoz de la firma, Kathryn Blackwell. De este modo, por ejemplo, un juego online de los niños en el asiento trasero no interrumpe ni retarda una importante actualización del vehículo.