Países de la OMC intentan vislumbrar cómo mantener viva la Ronda de Doha

Países de la OMC intentan vislumbrar cómo mantener viva la Ronda de Doha

Los negociadores de la Organización Mundial del Comercio (OMC) tratan de vislumbrar cómo mantener viva la Ronda de Doha, cuyas negociaciones llevan estancadas cerca de tres años por diferencias hasta ahora insalvables entre los intereses de los diversos grupos de países.

Una semana después de recibir un voluminoso documento recapitulando el estado de las negociaciones en sus diferentes capítulos -liberalización del comercio agrícola, industrial y de servicios, entre otros-, los delegados ante la OMC se reunieron hoy para reafirmar su deseo de mantener vivo el proceso, pero sin aportar pistas sobre cómo hacerlo.

"Les pido que nuestras discusiones de hoy y en adelante sean realistas, pero positivas, conscientes de cuán lejos hemos llegado y de cuánto arriesgamos. Tenemos una responsabilidad común, no sólo frente a la Ronda de Doha, sino ante el sistema multilateral de comercio en su conjunto", les invocó el director general de la OMC, Pascal Lamy.

Durante una reunión entre los 153 países de la OMC, varios se declararon decepcionados por la parálisis de las negociaciones, aunque el mensaje unánime fue que es necesario proseguirlas porque, de otro modo, se tirarían diez años de trabajo por la borda.

"No vamos a abandonar", aseguraron los representantes de la Unión Europea, de Estados Unidos y de China, entre otros, pero también plantearon la necesidad de avanzar y de abordar la negociación de una manera diferente.

Tampoco hay "soluciones milagros", declaró Brasil, mientras que otros recordaban la esperanza que los países en desarrollo habían puesto en la Ronda de Doha para resolver los desequilibrios de un sistema comercial que, aunque sujeto a reglas, suele terminar beneficiando al más fuerte.

Justamente, Lamy advirtió hoy que un fracaso de las negociaciones significaría "un silencioso debilitamiento del sistema multilateral de comercio a largo plazo", así como una erosión de las reglas en vigor y el retorno "de la ley de la selva".

Así, aunque la eventualidad de una suspensión de la Ronda de Doha está en todos los espíritus, ningún país está listo para dar el paso adelante y plantearlo públicamente.

"Nadie va a salir al frente a decirlo, lo que no significa que no lo estén pensando", confesó una fuente de la OMC.

Ello debido a que no existe una manera fácil de acercar las posiciones divergentes entre los países, que por ahora son más evidentes en las negociaciones sobre la liberalización del comercio de productos industriales, sin que ello signifique que si éstas se resolviesen todo estaría arreglado.

"Si se superaran los obstáculos en el área industrial surgirían los que están pendientes en agricultura y en servicios. Estamos en una situación muy complicada", explicó un embajador europeo.

Esto hace cada vez mayor la incertidumbre acerca de si se logrará cerrar algún acuerdo antes de la reunión ministerial de la OMC de diciembre próximo en Ginebra, un objetivo formal al que no se ha renunciado.

"Las negociaciones tienen que concluir, como sea, este año. Con un nivel mayor o menor de ambición, pero tienen que finalizar. Nadie se atreve a matar la Ronda de Doha, entonces tenemos que revivirla y hacer que funciona", dijo por su parte un representante latinoamericano.

Y con este fin, Lamy propuso a las delegaciones entablar un proceso de consultas -a varios niveles y bajo diversos formatos- sobre el camino a seguir, sobre la base del documento que tienen entre manos, y volver a reunirse todos a fines de mayo para una nueva evaluación de la situación.

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