Según datos de Ganvam, en los dos últimos años las redes de distribución han perdido 30,000 empleos y en la segunda mitad de 2010 se perderán otros 10,000, además de la desaparición de unas 900 empresas en toda España, un 10 por ciento del sector, por lo que ha pedido al gobierno que haga como otros países de Europa y alargue seis meses más el plan 2000E para fomentar la compra de vehículos.
El presidente de Ganvam, Juan Antonio Sánchez Torres, ha asegurado en declaraciones a los medios en Barcelona que la situación "es muy negativa" y ha calificado de "incomprensible" la desaparición del plan, que otorgaba ayudas de 500 euros por la compra de un vehículo nuevo.
Sánchez Torres ha afirmado que "el plan no cuesta dinero a las arcas públicas", ya que "en muy poco tiempo el Estado no sólo percibe los 500 euros" que otorga por vehículo, "sino todavía más".
Según el presidente de los vendedores de automóviles, el importe de las ayudas retorna a las administraciones porque éstas recaudan más con el aumento del impuesto de matriculaciones, del impuesto de combustibles y del IVA fruto de las ventas adicionales.
Asimismo, Sánchez Torres ha dicho que el plan del Ejecutivo "permite retirar vehículos viejos que deberían estar en el desguace", y ha recordado que España tiene, junto a Grecia, el parque de vehículos "más antiguo de toda Europa".
Esto tiene, en su opinión, "consecuencias muy graves para el medio ambiente y sobre todo para la seguridad vial", ya que los coches antiguos "seguirán estando en nuestras carreteras", con el riesgo que ello comporta.
El presidente de Ganvam ha recordado que el sector está compuesto por un 84 por ciento de pequeñas y medianas empresas (pymes) que no gozan de fortaleza financiera suficiente para resistir la crisis y que han hecho "un esfuerzo tremendo para aligerar costes de todo tipo".
"Llevamos ya cuatro meses con cifras muy negativas. El reto que nos proponemos es la supervivencia", ha apostillado.
Sánchez Torres ha justificado la prolongación de las ayudas para evitar el "drama humano" que supone la destrucción de puestos de trabajo en "un sector estratégico" que tiene una gran influencia en la economía española.
"Este es un sector que habitualmente no necesita de ayudas, que sube y baja en función de la macroeconomía, pero estamos en una situación extrema y hay que ayudar", ha dicho.