Pese a ello, fuentes diplomáticas aseguraron que aún es posible que se consigan resultados y por ello se continuará con las negociaciones maratonianas a puertas cerradas para consensuar la primera reforma del sistema de comercio mundial desde hace muchos años.
El director general de la OMC (Organización Mundial de Comercio), Roberto Azevêdo, había alertado previamente sobre los peligros que entrañaría un fracaso de los países miembro en conseguir relanzar la liberalización del comercio.
El objetivo de la conferencia de Bali, del 3 al 6 de diciembre, es superar el estancamiento de la llamada Ronda Doha mediante acuerdos regionales o bilaterales en vez de un acuerdo global.
El asunto más polémico es la propuesta de reducir las subvenciones agrarias. Los países en desarrollo exigen a las naciones de mayores ingresos que bajen de forma obligatoria un 50 por ciento sus subvenciones a las exportaciones agrarias, algo que según fuentes de las negociaciones rechazan Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
Los industrializados aceptan por su parte que las naciones en desarrollo reduzcan un 25 por ciento sus subvenciones al sector agrario.
También hay divergencias sobre la exigencia del G33 -un grupo informal de países en desarrollo y emergentes, entre ellos China y la India- sobre el establecimiento de precios desde el Estado para crear reservas de alimentos. Aunque en principio la idea es aceptada, no está claro qué alimentos debería englobar y qué alcance y durante cuánto tiempo deberían mantenerse estas medidas.
Se avanzó en cambio en los esfuerzos por eliminar barreras comerciales, según las fuentes. Los delegados acordaron los puntos básicos de un acuerdo para hacer más sencillos los procesos aduaneros y para una mejor cooperación de las autoridades aduaneras.